Torolab, cuyo nombre es un juego de palabras de los vocablos "laboratorio" y "toro," fue establecido en 1995 como un taller comprometido con lo social cuyo fin era examinar y elevar la calidad de vida de los residentes de Tijuana y la región fronteriza, a través de la cultura del diseño ideológicamente avanzado. Siendo una respuesta concreta a las condiciones sociales de Tijuana, una ciudad floreciente, extendida, de más de 1,3 millones, a solo veinte minutos al sur del centro de San Diego, así como una búsqueda utópica de "lo sublime en lo cotidiano," Torolab emplea arte abstracto y literatura como herramientas primarias en todos sus proyectos. De acuerdo con lo que manifiesta su fundador, Raúl Cárdenas Osuna, "Torolab nace de la necesidad de descubrir formas, identidad y diálogos dentro de nuestro contexto, con el propósito de crear condiciones de vida, óptima calidad de vida (digna) para nosotros y para la gente a la cual podemos llegar con lo que hacemos." Torolab, que prefiere proponer antes que protestar, se esfuerza por crear una conspiración optimista con soluciones de diseño positivo.