Por Mónica Vorbeck

Depositario de información, vehículo primario y registro de la historia general y el conocimiento del mundo, el libro ha mantenido un puesto central en los últimos dos milenios de la historia de las culturas. Obras de literatura o tratados científicos y políticos codifican también a la civilización que los ha producido. Que el libro es un objeto simbólico poderoso no escapa a la intencionalidad artística de Micaela de Vivero, quien deliberadamente ha escogido este formato -como libro de postales- para conjugar en él una serie fotográfica de tomas de viaje de ella misma en diversas locaciones y frente a monumentos o edificios de carácter turístico, sea en Dublín, Ámsterdam, Venecia, Nueva York, Honolulu, Koli, Helsinki o Graz. Las fotografías individuales de Tourist Series se recogen ahora en un libro de artista, pero no uno en la tradición del livre díartiste, obra de arte hecha a mano y en forma de libro, de la cual sólo hay una o muy pocas copias (como son los de William Blake o Max Ernst, precursores de esta forma de libros o los de Anselm Kiefer, quien la ha cultivado más recientemente), sino como un bookwork en edición múltiple (célebres son los bookworks de Ed Ruscha de la década de 1960). El formato, más democrático por el bajo costo y la producción de copias, cuestiona en sí mismo el sistema de distribución del arte de las galerías al posibilitar la comercialización en forma más amplia, pero retiene a su vez la calidad de obra original de arte, puesto que cada copia ha sido creada en la forma inicialmente planeada por el artista. Esta calidad en el caso de Tourist Series será idealmente efímera, pues como en todo libro de artista, Micaela de Vivero alienta la interacción con el espectador, pero llevándola al límite, al invitarlo a desmembrar el libro en las postales individuales que lo conforman, para ser enviadas hipotéticamente al mundo entero. El bookwork de Vivero no sólo propone entonces la culminación de un proyecto, sino que plantea a su vez el inicio de un nuevo proceso, un work in progress, de diseminación fortuita en el tiempo y en el espacio de imágenes de viajero ahora convertidas en postales que reinician, revierten y parodian las andanzas pasadas –y futuras- el turista/artista y del turista/espectador/usuario del libro.

Y es que la figura del turista puede ser reencarnada por cualquiera de nosotros. El turismo de masas es un proceso globalizador que se ha convertido en una de las principales fuentes de generación de recursos en la era post-industrial. Este va despersonalizando ciudades, en son de la demanda de los turistas de espacios turistizados, paisajes para consumir, meros decorados que ambientan el espectáculo preparado especialmente para él. Los objetos de visita de estas guías turísticas se han convertido en iconos ideales y dificultan al turista crear puentes con la propia cotidianidad del lugar, reduciéndolo a "vivir" la experiencia desde la distancia y sin conflictos, desde una mirada estereotipada e ideal, que denota su conducta pasiva. Vivero asume el rol del turista y crea instantáneas indubitables, souvenirs fotográficos de sus recorridos turísticos que, aun manifestando un carácter personal y autobiográfico, atrapan a la vez los lugares compartidos de la contemporaneidad. Pero su estrategia artística recae en la mímica performativa del camuflaje que subrepticiamente devela los resquicios de la realidad que nos rodea, un mundo colmado de imágenes vanas que a través de la apropiación y la ironía que dibuja la mirada cultivada demandan redefiniciones dirigidas por los textos bordados en las camisetas que ha cosido y viste la artista para cuestionar el status quo y ofrecer profundas críticas de la sociedad y del comportamiento humano.

La utilización retórica del texto construido por Vivero en función del lugar donde ocurre la toma fotográfica, busca mantenerse en un nivel de ambivalencia, que potencia una multiplicidad de lecturas de orden sociopolítico y que a su vez permite a la artista explorar cómo funciona el lenguaje en la cultura como un instrumento de autoridad y poder como transmisor de información. Hoy en día, los artistas visuales responden a la cultura ampliada, donde la diversidad de formas híbridas está en rápida expansión. Internet, el cine, la televisión y la publicidad, conjugan lo visual y lo verbal. Los artistas que fusionan palabras en una obra visual con frecuencia quieren provocar una reacción más allá de la respuesta estética. Ya en 1917 había definido Duchamp al artista como alguien capaz de re-pensar el mundo y de re-hacer sentidos a través del lenguaje, más que producir objetos manufacturados para el placer retinal. Punto de referencia central del quehacer artístico de Vivero, que abarca también escultura, instalación y performance, es, más que la producción de un objeto, la enunciación de un concepto. En Tourist Series, la instantánea turística, en apariencia inmediata, fresca y espontánea, no se produce por un mecanismo impulsivo sino que obedece a un proceso epistemológico enunciativo de una propuesta de aproximación a la realidad que nada tiene que ver con el documentalismo o el esteticismo sino que se sustenta en motivaciones de índole intelectual. La serie evidencia así su contemporaneidad, pues la clave de la utilización del medio fotográfico está en la idea y no en la representación, y lo importante no es el resultado, que puede ser azaroso, sino la autenticidad de la enunciación propuesta.