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Ricardo Dominguez








transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 01/01/2011
Lugar: E.U.A.
Tema: Entrevista a Ricardo Dominguez
Entrevistador: Mathew Schum

LatinArt:  Enero, 1ero de 1994: Los zapatistas montan una rebelión armada para que coincida con la inauguración del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLC), estableciendo de inmediato un nexo entre las privaciones de los grupos indí­genas de Chiapas y la supuestamente beneficiosa nueva fase de la expansión económica global. Surgió una crisis que amenazaba con el colapso de la economí­a mexicana, algo que acabó costándole una humillación internacional a la administración de Clinton -al compás de un rescate cifrado en los $50, 000 millones de dólares. De la Selva Lacandona emergió uno de los más significativos retos al proyecto de alineamiento bajo un régimen global. Restrospectivamente, parece ser uno de los momentos más "globales" que llegarí­an a definir la última mitad de los noventas, en la medida en que mostró cómo un movimiento local resulta capaz de tener un impacto enorme a partir de las más azarosas circunstancias locales. Un movimiento obviamente de izquierda, su ideologí­a de todas formas estaba fundamentada en sus tácticas, utilizando herramientas tales como la Red para difundir sus reclamos y comunicados. Debajo del radar, una comunidad internacional fue construida con base en un conocimiento táctico tanto como en el sentimiento subversivo. Tomando en consideración que tú fuiste un colaborador desde el principio mismo, ¿cómo es que el movimiento zapatista sigue teniendo influencia más de una década después?

Ricardo Dominguez:  Sigue siendo un gesto muy influyente en casi todos los frentes en los que he estado involucrado, desde la emergencia del movimiento global alternativo, indy media, Electronic Disturbance Theater [Teatro de Disturbio Electrónico]. Cualesquiera fueran las nuevas modalidades de resistencia que surgieron en esta última década, éstas siempre han estado ancladas, básicamente, en el poder del gesto Zapatista, ya que son ellos los que le pusieron nombre al gesto, siendo ellos los que de hecho identificaron al TLC como producto del neoliberalismo. Son muy especí­ficos en nombrar la condición sobre la que se sostiene la Cuarta Guerra Mundial; es una que continúa a lo largo de los mismos parámetros durante los últimos 500 años de resistencia. Con los zapatistas se trata de un anclaje a una historia profunda de resistencia y de una impugnación a fondo de los parámetros del neoliberalismo y de lo que ahora llamamos globalización. Trátese del 1ero de enero de 1994 --y el New York Times dice que es la primera revolución postmoderna, Manuel Castels que se trata de los primeros guerreros informáticos-- el caso es que para el Pentágono el primer hactivista (activista cibernético) ocurre en 1994 - los zapatistas. Así­ que esta "matriz" emerge de forma muy clara.

El otro tema que plantean los zapatistas es la cuestión de legitimar la visión que es posible otro mundo. Algo con lo que uno se encuentra frecuentemente, en las pláticas dentro o fuera del mundo del arte, es que no hay un afuera del capital, de la misma forma en que Derrida dirí­a que no hay un afuera del texto. Bueno, los zapatistas declararon que hay lugares donde el capital no controla. Hay sitios que ponen en primer lugar otra posibilidad fuera del Triángulo de Bermuda del neoliberalismo, por llamarlo así­. Y han sido muy claros en cuanto al modo en que se deben desarrollar estas tácticas y las estrategias de estos sistemas. Estos ecos, señales muy claras al nivel táctico y estratégico, influyeron sobre una amplia variedad de grupos - Corea del Sur, Australia; yo estuve por Polonia hace un par de años y habí­a zapatistas en Cracovia, en Varsovia, en Rusia. Así­ que: existen estas redes que surgieron esa noche, después de la media noche, que no solamente han encarnado en el movimiento digital zapatista, sino que han encarnado como grupos sociales, de ética social y, más importante aún, en una esperanza social.

Y como los zapatistas muy claramente han expuesto, no se trata de una esperanza basada en la utopí­a, es decir, se trata de lo Sublime zapatista. Se trata de imaginar un futuro que no puede imaginarse, pero del que se puede decir, "es un futuro que no está dominado por el capital".

LatinArt:  ¿Llega el movimiento internacional a eclipsar lo que esta pasando en Chiapas a nivel local?

Ricardo Dominguez:  No, me parece que no. Hay una mirada constante hacia Chiapas desde muchos grupos distintos porque los zapatistas están creando una pedagogí­a global alterna. Una pedagogí­a que nos permite no solo re-evaluar la situación, sino activar una condición de forma decisiva. No veo que vaya a cambiar a Chiapas como influencia nodal dentro de las redes más amplias de disturbio- resistencia-lucha -y de quienes comparten el sentimiento de que otro mundo puede existir fuera del dominio del capital.

LatinArt:  ¿Concuerdas con quienes dicen que el movimiento zapatista está muerto?

Ricardo Dominguez:  Una de las articulaciones de la teorí­a que llegó a su término en los setentas y los ochentas fue que todo estaba muerto. El autor está muerto, la teorí­a está muerta: la idea básica era que si se le pone nombre, si se manifiesta, está muerto. Yo estimo que hay un nihilismo inherente a las condiciones en las que este tipo de conocimiento se desarrolla. Si estuviera muerto, entonces no existirí­a el persistente compromiso de los grupos sociales, como el Zapatour del 2001. En la actualidad, la otra campaña se está dando por sí­ sola. Los zapatistas comienzan a viajar a través de México a partir del primero de enero [2006], para integrar una izquierda no alineada y crear otro movimiento llamado "La otra campaña". Esta campaña está basada en dos asuntos medulares que resaltan los zapatistas, el silencio y escuchar. La mayor parte de los zapatistas no van a hablar, pero van a escuchar a la izquierda no alineada y entonces van a ver qué ocurre.

Otro elemento, por ejemplo: cuando los zapatistas emergieron por primera vez como una fuerza del campo electrónico, no contaban con máquinas. No habí­a computadoras, no habí­a electricidad; no habí­a lí­neas de teléfono. Pero ahora sí­ tenemos redes ahí­. Es posible escuchar radioinsurgente.net, y la radio del EZLN cada mañana, creada por la comunidad zapatista. Las zonas autónomas continúan, los ejércitos no han entrado ahí­ y eliminado a todos los habitantes. La resistencia continúa, pero continúa inventando nuevas posibilidades por medio de las que esa sociedad hace escuchar su voz.

El movimiento zapatista no está atado a la tragedia de la resistencia latinoamericana del siglo veinte, que es la de armarse, resistir y morir -literalmente. Desde los primeros doce dí­as de acción, rehusaron desplazarse en esa dirección. Tengo copia del libro Hactivism and Cyberwar [Activismo cibernético y ciberguerra] , y yo dirí­a que la mitad es sobre los zapatistas. Tengo libros que acaban de salir. El subcomandante Marcos escribió una novela de misterio y recaudó más de ochocientos mil dólares para la comunidad zapatista. Durante el huracán [Katrina] estuvieron dispuestos a enviar alimentos, a Cuba y otros lugares. Lo que ya desapareció es el levantamiento original del '94-'96, más que la realidad vivida, que es, como dicen los zapatistas, la de resistir durante otros quinientos años. A menudo, debido a la historia cronológica que llevamos, es decir, nuestra necesidad de velocidad, incluso en los espacios del conocimiento, si la utopí­a no es alcanzada en el próximo clic, ya terminó. Los zapatistas están mucho más inculcados en la historia de la estrategia, que es a largo plazo. Si revisas la historia del movimiento por los derechos civiles, cada presidente desde Eisenhower hasta Nixon dijo, "Este movimiento está muerto, ya terminó. Mataron a Martí­n, esto se acabó". Y de plano intentaron acabar con el movimiento, matarlo. Si le echas un vistazo a la historia del movimiento abolicionista, que comenzó en los 1750s, doce tipos pasando el rato en una taberna dijeron "La esclavitud no es buena; pongámonos a escribir unos cuantos panfletos. Tan pronto la gente lea algo que tiene sentido, el resto sigue rápido". Lo que no sabí­an era que se iba a llevar otros ochenta años a partir de entonces; las tácticas pequeñas, las huelgas sobre el azúcar por parte de las mujeres británicas, y los derechos civiles son la continuación de ese movimiento abolicionista. Existe una sobre-valoraci&
LatinArt:  Especí­ficamente, ¿cuál ha sido tu relación con el movimiento y la comunidad zapatistas?

Ricardo Dominguez:  Bueno, a partir de 1994, desde un minuto después de la media noche, me convertí­ en un zapatista digital. Junto a muchas personas alrededor del mundo, intercambiando correos-e, leyendo la primera declaración de Anancondeur, viendo lo rápido que los zapatistas entendieron - algo que la corporación RAN espantada después dirí­a fue la primera guerra social de la red. Al dí­a siguiente, en el ABC No Rio, el plantón contra Clinton y Rivington en la ciudad de Nueva York; fui parte del grupo que fundó el Comité de Nueva York para la democracia en México --o los zapatistas de Nueva York. Y ahí­ mismo comenzamos con acciones directas contra el consulado mexicano, montando una zona autónoma, haciendo todos los gestos activistas usuales, y al mismo tiempo yo estaba en The Thing [thing.net] desarrollando la plataforma para la desobediencia civil electrónica. Así­ que yo dirí­a que soy ambos, un verdadero zapatista y al mismo tiempo un zapatista digital, aceptando los protocolos que los zapatistas habí­an puesto por delante.

LatinArt:  Mencionaste The Thing [La Cosa]. ¿Nos puedes decir más sobre eso?

Ricardo Dominguez:  The Thing es un proveedor de servicio de Internet para activistas y artistas iniciado en 1991 por Wolfgang Stela, un artista conceptual y realizador de videos, que sigue siendo hasta la fecha un proveedor de servicio de Internet. En términos de la cultura digital es más vieja que el polvo, y ése es nuestro dicho en The Thing, "Somos más viejos que el polvo". Del ’91 hasta el ’93 se dio una explosión rizomática, ya que tuvimos el Thing Viena, Thing Berlí­n, Thing Amsterdam, Thing Roma, La Cosa en Argentina --tuvimos The Thing en Cuba. Creció muy rápido, en esos dí­as era un sistema de despliegue de anuncios o bbs. Todo esto se puede ver; visita el old.thing.net y mira cómo aparecí­a The Thing en formato Mosaic. Con el surgimiento de Netscape se puede ir al bbs.thing.net y ver cómo era la cultura en términos de The Thing entre el ’96 y el 2003. Y entonces puedes ir al post.thing.net, y ver el Thing post-contemporáneo. Así­ que continúa, y sigue siendo un hí­brido en el sentido de que ganamos dinero de los sitios en la red como MoMA, P.S.122, Art Forum, y le damos presentación gratuita a gente como The Yes Men, ®™ark, Electronic Disturbance Theater, e-toy. Casi cualquier net.artist o net.theorist ha estado en The Thing, desde Net Time hasta George/Jordan Crandall. Es un elenco de personajes bastante grande.

LatinArt:  ¿Ha cambiado mucho la Electronic Civil Disobedience [ECD: Desobediencia Civil Electrónica] desde los primeros dí­as o sigue prácticamente intacta la teorí­a?

Ricardo Dominguez:  Lo que sucedió fue que el "activismo cibernético", o ECD, ha tenido suficiente intercambio distribuido, ahora lo tenemos como parte de un manejo normal de la toma de decisiones activista. La ECD no ha desaparecido. Ahora es parte del modo en que los activistas hablan unos con otros como posibilidad de acción. Ahora es algo ubicuo, parte del intercambio normal y, como dije, la semántica del poder, sea el NSA, o la infraestructura cibernética, o la Dra. Dorothy Danning, sea quién sea -ciber guerra, ciber terrorismo, ciber crimen, desobediencia civil electrónica, con una definición, trayectoria e historia únicas. La última acción que hice fue SWARM los Minute Men, fueron 78,000 personas las que participaron, y eso fue apenas el verano pasado.

LatinArt:  FloodNet y SWARM son términos que se explican a sí­ mismos [RedInundación y AVASALLAR, o envolver en un enjambre] y son tácticas ejemplarmente sencillas, pero ¿puedes explicar estos métodos de forma más especí­fica?

Ricardo Dominguez:  Lo que hace el FloodNet Zapatista es contar cuántas personas se han sumado al Virtual Sit-in [Plantón virtual] y entonces le da al botón del reload/refresh [recargar/actualizar], que es parte del ágora pública de la cultura del navegador. Nada es ilegal; al principio solí­amos hacerlo todos simplemente dándole al recargar/actualizar.

El otro elemento que usamos es el gesto tradicional del net.art, llamado un archivo 404, o "no se encuentra el archivo". Lo que hacemos es subir preguntas a los servidores del gobierno en la red, digamos del gobierno mexicano: nosotros dirí­amos, "Existe democracia.html en el gob.mexicano, y el .gob responderí­a, "La democracia no existe en este servidor del gobierno en la red". "¿Existe la justicia? O los nombres de los muertos de Acteal?" Se lo hicimos a Bush, "¿Hay armas de destrucción masiva aquí­?" "No se hallan armas de destrucción masiva". Es parte de la acción de FloodNet. Comenzó con jodi.org, sólo que ellos lo hicieron al modo dadaista. Buscaban pescados que apestaran. Nosotros politizamos la condición. Esas son las dos cosas que hace FloodNet, contar la función de recarga según el número de personas que llegan y subir 404 archivos al servidor al que le estamos perpetrando el plantón. Puede conseguir que el servidor funcione muy despacio si hay mucha gente. Ha habido ocasiones, como durante el Foro Económico Mundial, en las que el servidor se colapsó, pero yo no llegué a estar muy seguro de si esto se debió a las 400,000 personas que participaron o si sólo fue que la infraestructura del Foro Económico Mundial resultó estar tan mal construida como su ideologí­a económica.

LatinArt:  ¿Cómo ves el potencial y las limitantes de estas tácticas después de 15 años como artista / activista de los medios?

Ricardo Dominguez:  ¿Cuán adentrados están los artistas dentro del marco de crear interferencias culturales y del uso táctico de los medios? ¿Están dispuestos a arriesgar toparse con las condiciones que impone el poder? Puedo ir al Poder y decirle, "Esto es un proyecto de arte". Pero preferirí­a mucho más que usen esa cualidad para desarrollar un diálogo semántico, más que como un plan alternativo de defensa. A mí­ me habrí­a gustado verlos presionar los lí­mites incluso más lejos.

En última instancia lo que se quiere hacer con este tipo de cosas es comenzar a darle forma a las lí­neas semánticas del mismo modo en que el poder está instituyendo sus definiciones. Si nada más te echas para atrás y dices que es arte sin estar dispuesto a insistir en el proceso semántico, supongo que esto equivale a buscar lo mismo de otro modo. Pero es cuestión de tomar riesgos. Tuviste un buen gesto, pero pudiste haber ido más lejos. Y ésa es siempre la cuestión con los medios tácticos, con la interferencia cultural: ¿Hasta dónde está uno dispuesto a llegar, en términos del riesgo social, del riesgo estético, en el riesgo de la actuación? Este año hubo una gran conferencia en LA. sobre el asunto del riesgo, y tengo un libro mí­o con el tí­tulo Risk [Riesgo]. Al menos para mí­, el arte del performance, durante cierta época, giraba en torno a este asunto.




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