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Arturo Romo

Instalación: Botanica Daybreak Health Foods/Poder del Mestizo by Arturo       Romo






transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 22/05/2006
Lugar: E.U.A.
Tema: Entrevista a Arturo Romo
Entrevistador: Pilar Tompkins

LatinArt:  Trabajas en pintura, instalación, dibujos murales, fotografí­a, video, escultura, intervenciones públicas y arte escénico, obras sobre papel, sonido e Internet. ¿Por qué eliges trabajar en tantos medios diferentes y con formas diferentes?

Arturo Romo:  Creo que surge naturalmente porque me inicié como pintor, y diseñador gráfico, y siempre me sentí­ limitado por los bordes. Reflexioné al respecto luego de realizar una serie de cuadros durante mi época universitaria. En términos culturales, no comprendí­a qué era un cuadro. Todas las personas con quienes estaba en contacto y que pertenecí­an a una tradición europea y estadounidense eran capaces de comprenderlo, casi en forma innata, como si fuera parte de su devenir cultural. Yo sentí­a que su cultura histórica inventaba la pintura que estudiamos en la actualidad. Al principio me sentí­a cuestionado por todas estas frustraciones acerca de las limitaciones del borde y el modo en que la pintura llegaba a su fin. No podí­a conceptualizar la idea de que fuera una ventana en el sentido ilusionista del término ni tampoco podí­a conceptualizar los bordes cuando se trataba de una pintura abstracta. Y luego me di cuenta de que me estaban enseñando una lengua extranjera que no domino en forma innata. Sentí­ que estaba haciendo una forma hí­brida de pintura y que no llegaba al núcleo de aquello que querí­a decir porque equivalí­a a mi segunda lengua.

A partir de allí­ comencé a realizar más dibujos que, en cierto modo, me liberaron de la historia de la pintura. Comencé a crear libros en papel porque sentí­a que guardaban mayor relación con aquello que querí­a hacer en términos de progresión narrativa. También abordé ideas más cosmológicas que iban apareciendo en mi obra durante esa época. Sentí­a que la creación de un cuadro en particular demandaba tanto tiempo y era tan autónoma que no resultaba autorreferencial de ninguna manera, excepto en un sentido muy limitado. Por este motivo, comencé a explorar cosas tales como crear una pieza en cerámica, luego dibujarla y luego colocar ambas obras una junto a la otra. El proceso comenzó a cobrar forma.

Cursé estudios en Baltimore y comencé a hacer referencias muy especí­ficas a Los íngeles. Documenté bandas especí­ficas como Los Lobos, que son conocidos y genuinos representantes de Los íngeles, o los Latin Playboys o algo similar. Para mí­ se trataba de una cuerda que recorrí­a el paí­s de punta a punta y, en cierto modo, establecí­a ambas conexiones: locales y transcontinentales. El tema comenzó a interesarme porque conceptualmente tomaba distancia del lienzo y supongo que por ese motivo me orientó hacia el uso de materiales mucho más diversos e incluso a considerar las ideas como material. Mi principal propósito consistí­a, como mí­nimo, en jugar con la erradicación de la lí­nea divisoria entre bellas artes y objeto descubierto o arte folklórico, o cualquier otra de las numerosas denominaciones o limitaciones que imponemos a la producción visual. Querí­a eliminar todo eso.

LatinArt:  Algo que me resulta realmente fascinante respecto de tu práctica es la idea del "embustero". Haz hecho, por ejemplo, carteles falsos que colocas en diversas zonas de la ciudad de Los íngeles. ¿Podrí­as contarnos de qué manera te iniciaste en esta actividad y cómo se inserta en el contexto general de tu obra?

Arturo Romo:  De hecho, debo darle gran parte del crédito a Sandra de la Loza porque fuimos compañeros en el estudio y hablábamos mucho acerca de estas ideas: el hecho de asumir una personalidad y crear volantes falsos. A ella realmente le interesaba esa clase de idea, la posibilidad de disfrazarte y subvertir algo. Tiempo después produjo una resonancia significativa en mí­ y comencé a crear mi propia versión. El aspecto que me interesaba de esos volantes consistí­a en que es posible percibir que están hechos de alguna manera en la computadora y luego se fotocopian. Se los podí­a encontrar en todas partes. Podí­a andar por la calle al salir de mi estudio y encontrar un volante de una compañí­a que reparaba computadoras y se adivinaba que alguien lo habí­a hecho en su casa o en algún establecimiento diminuto y que habí­a utilizado una versión simplificada de Photoshop aplicando todos los clichés del manual. De verdad me sorprendió porque cualquier persona que tuviera una computadora de US$200 y consiguiese Photoshop gratuitamente podrí­a crear esta clase de elaborados collages; de modo que comencé a analizar ese lenguaje y me gustó. Siempre me interesa la subversión o la creación de imágenes especulares de las cosas, intrincar las cosas más que subvertirlas, supongo... o la subversión mediante la complejización o simplemente ridiculizando todo hasta el punto de la subversión.

Comencé a crear esos volantes para conciertos de rock que jamás existieron y cuya dirección representaba el regreso a mi estudio, o volantes con fechas que habí­an expirado hací­a mucho tiempo como si el evento hubiera ocurrido en el año ’96. Se trata de que alguien encontrara uno y funcionara como una especie de reliquia del pasado a la que informa el presente... Esa clase de distorsiones en la lógica.

El promotor de todos estos conciertos de rock era un tipo llamado "El Pendejo" que siempre cometí­a faltas de ortografí­a en sus volantes e incurrí­a en errores gramaticales que eran, en mi opinión, tí­picamente chicanos. Y se me ocurrió que era una personalidad grandiosa con quien trabajar. Era también contrabandista de bebidas alcohólicas que vendí­a DVDs y cosas así­, un personaje subversivo más, como una subversión dentro una subversión.

LatinArt:  ¿Tuviste noticia alguna vez acerca de alguien que efectivamente intentara seguir las indicaciones del póster?

Arturo Romo:  No, con toda intención los realicé con fecha vencida porque de ningún modo querí­a sorprender a nadie en su buena fe. Mis lecturas consistí­an mayormente en obras de autores Dada y Hakim Bey, quien escribió un libro titulado La zona autónoma temporal. Me interesó mucho porque el autor se referí­a a las picardí­as y a su concepto de magia, pero lo abordaba de manera muy benevolente, como una subversión benevolente, y de verdad me resultó atractivo porque aquello que yo extraí­a del movimiento Dada era esa especie de tendencia maliciosa y nihilista. Lograba comprender el deseo de demoler todas las barreras, pero también existí­an ciertas limitaciones. Llegaba hasta un determinado punto y luego lo único que podí­an hacer era seguir provocando y luego debí­an doblar la apuesta y entonces no vení­a nadie. Cuando dices que vendrá Charlie Chaplin y luego no aparece y te tiran tomates, entonces ¿cuál es el próximo paso y a dónde se fueron desde allí­? No podí­an ir a ninguna parte, debí­an seguir manifestándose en contra de algo, pero en cierto modo se inoculaban a sí­ mismos. Hicieron que todo el mundo se acostumbrara a sus acciones.

LatinArt:  No podí­an sostener su propia capacidad para provocar.

Arturo Romo:  Exactamente. Y creo que de algún modo debieron mutar en algo diferente. No me convence demasiado la idea de oposición. Como si tú supieras algo, pero yo no y por ese motivo es divertido: porque yo tengo una determinada perspectiva y tú no. Aquello que llamamos ironí­a en el arte tiende a manifestarse de esa manera. Existe una falta de generosidad en aquello que llamamos ironí­a. En cierto modo existe un grupo elitista que participa de la broma y por otra parte están los demás que no la comprenden y que son los que se quedan mojándose bajo la lluvia. No saben nada. No comprenden el arte. Yo no querí­a que fuese así­. Sólo querí­a que mis pósters y volantes entraran en el mundo y formaran parte de él, incluso si fuera a desaparecer. No quiero que provoquen una respuesta fácil. Querí­a que provocasen una respuesta compleja que tal vez se limitase a permanecer en la mente del espectador sin provocar una reacción.

LatinArt:  ¿Podrí­as darnos algunos detalles más acerca de los personajes que aparecen en tu obra y su origen? ¿Existe alguno que sea más predominante?

Arturo Romo:  Creo que me gusta mantenerlos en equilibrio. Me gusta impulsar alguno y luego promover un poco más a otro, según el tema que me interese en el momento. Supongo que existen dos instituciones principales. Una es Eufencio Rojas, un médico. Es una especie de gurú urbano que es una extensión de la sabidurí­a New Age. Utiliza el lenguaje de la New Age y lo mezcla con orgullo industrial urbano. De modo que, mientras el movimiento de la New Age critica explí­citamente todo aquello que sea industrial, este tipo toma lo industrial y lo celebra. Al mismo tiempo afirma que nos está destruyendo. Leí­ que es posible cortarle la cabeza a Medusa y luego andar por allí­ llevándola como amuleto. Creo que es posible establecer un paralelo con esta misma idea, que puedes tomar al enemigo industrial, o aquello que está matándote lentamente, y utilizarlo como dispositivo protector una vez que hayas aprovechado su poder.

La idea consiste en crear junto con él o en aludir a la totalidad de un vasto archivo de materiales preexistentes, tales como escritos. (En realidad, se supone que es analfabeto, por lo que no puede escribir, y necesita un asistente que escriba por él.) La idea es que él tiene un inmenso archivo de materiales transcriptos, de cintas, de CDs, de conferencias y también mapas que dibuja. Todo esto queda de algún modo implí­cito a medida que trabajo para construirlo como una realidad. Su asistente es un tipo llamado José López Feliu. Tienen una interesante clase de relación, por la cual antes del éxito de Eufencio viví­an juntos en el mismo apartamento y se encontraban totalmente absortos en la búsqueda del conocimiento esotérico, industrial y urbano.

El concepto consiste en que de algún modo estas cosas que devaluamos son ricas en energí­a metafí­sica a la que nunca se presta atención. Supongo que podrí­a ser una declaración polí­tica o una referencia al hecho de que la zona Este de Los íngeles es un área industrial donde vive un elevado número de personas de color y ni siquiera solemos pensar en ellas como áreas metafí­sicas o áreas importantes. La cultura occidental tiende a pensar en lugares sagrados en términos de eliminación. (Como con las poblaciones indí­genas) parece que los espacios consagrados son esos de los que se ha expulsado a todo el mundo y erradicado su cultura. Por alguna razón, estos son los lugares sagrados que se supone debemos preservar, a diferencia de donde estas personas han sido reubicadas y hoy viven.

Asimismo, la otra institución importante que he inventado es la botánica denominada Botánica Poder del Mestizo que cuenta con una notable carga de historia inmigrante. Se me ocurre que son un estudio de opuestos. Mientras Eufencio es chicano, pocho, macrocósmico, totalmente miope y analfabeto, la botánica es por naturaleza muy inmigrante, muy microcósmica porque se refiere al cuerpo, muy culta. Cada una de ellas realiza un aporte diferente. La botánica es una historia muy comunitaria. De ninguna manera se trata de una vitrina. Está formada por una serie de vitrinas móviles que alojan a una amplia comunidad y familia de curanderos y curanderas que se proponen crear un jardí­n virtual. Ello implica un vasto conocimiento archivado. Existen plantas surrealistas y plantas reales, medicinales, alucinógenas, plantas ancestrales, plantas extinguidas y todas ellas se cultivan en la mente de este colectivo. Utilizan estas plantas curativas energéticas que en realidad no existen, que son parte de este vasto jardí­n, para envolver en él a LA, para realizar curaciones. También producen f
LatinArt:  ¿Podrí­as referirte a una obra en video que realizaste y en la que recorres Los íngeles cubierto con una máscara de conejo?

Arturo Romo:  Estuve planificándola durante bastante tiempo. Mi plan original consistí­a en cargar a hombros todos los materiales para mi evento en Gallery 727 (ubicada en el centro de Los íngeles) desde mi estudio, pero por razones de distribución horaria nunca pudo concretarse. Decidí­ hacerlo para un evento posterior y fui a pie desde mi estudio, que estaba en Cypress Park, hasta la galerí­a Trópico de Nopal en Los íngeles, llevando una pieza simbólica de la exposición que era una calabaza. En el video usaba una máscara de conejo, en realidad una especie de tocado. No se me ve la cara ni ninguna otra parte de la cabeza. Sólo tiene unas orejas gigantes que sobresalen y dos orificios a la altura de los ojos; es algo muy sencillo y está hecho con papel madera. Creo que el conejo es como un pararrayos, como un par de orejas de conejo en un televisor, es un sí­mbolo de atracción y, por supuesto, es un sí­mbolo de fertilidad o abundancia.

LatinArt:  En tu práctica se manifiesta un sentido de permanente intercambio con la comunidad y con el individuo promedio. Asumes la forma de manifiestos que escribes y distribuyes en forma masiva. Además, en tu último evento, tus dibujos se multiplicaban mediante fotocopia por debajo de los dibujos originales para que los espectadores pudieran efectivamente llevarse algo. ¿Podrí­as desarrollar esta idea de interacción directa con la comunidad y los motivos por los cuales te resulta importante?

Arturo Romo:  Me resulta natural. Según como se mire, mi familia es originaria de Los íngeles. Todos tienen una singular comprensión del movimiento chicano. Me educaron con un sentido de antielitismo que me impresionó profundamente. Por eso digo que es natural. No me parece correcto actuar de otra manera.

LatinArt:  Existe un sentido de atemporalidad en tu obra debido a tu frecuente uso de fotografí­as de época descubiertas o manipuladas. ¿De dónde provienen algunas de estas imágenes?

Arturo Romo:  Supongo que las fotografí­as son una reinterpretación de la historia. Ello significa abrir una puertita de duda respecto de la validez de la fotografí­a, la validez de la historia misma o de la historia familiar. Es algo así­ como revelar partes de tu propia historia familiar que de otra manera no hubieras llegado a conocer o como revelar partes de historias familiares de otras personas. Si perteneces a una familia mexicana y ves estas viejas fotografí­as y puedes ubicarlas con precisión en el tiempo, las miras y dices: "Bueno, esta es de Tucson, Arizona en 1830" o "Sin duda esta es de Los íngeles en 1918". Miras una fotografí­a y dices: "Esta es mi familia, tengo otras fotos parecidas". Pero si no provienes de un entorno mexicano-estadounidense y miras alguna foto de dos niñ os en la que uno de ellos tiene la cabeza cubierta por una canasta, podrí­as llegar a pensar: "¿De verdad hací­an eso?" o "¿Qué es ese artefacto exótico?". Mi abuela la mira y pregunta: ¿Quien está detrás de la canasta? Ella ni siquiera percibe la alteración. Sólo comienza a recordar cosas. Por eso, supongo que todo depende de tus orí­genes. Aunque sí­ quisiera abrir un pequeño espacio para la duda, o para el humor, en ese mundo ultraserio de la documentación.

LatinArt:  Las protestas por la reforma a la ley de inmigración del 1o de Mayo y las manifestaciones estudiantiles de principios de este año son el capí­tulo actual o más reciente del activismo polí­tico en la comunidad chicana. ¿Consideras que estos hechos tienen alguna influencia sobre tu obra? ¿Se trata de algo a lo que harás referencia en tu práctica?

Arturo Romo:  Creo que el motivo por el cual me gusta hacer referencia a hechos históricos en mi obra se debe en parte a que son estructuras. No creo que eso sea aún una estructura. Se encuentra en formación, todaví­a es una burbuja. En cierto modo, estamos flotando en ella. Cuando se solidifique y seamos capaces de comprenderla como estructura, entonces habrá llegado el momento en que me interesará trabajarla para que vuelva al estado de burbuja y podamos volver a flotar en ella.




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