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Mónica Van Asperen








transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 17/02/2005
Lugar: Argentina
Tema: Entrevista a Mónica Van Asperen
Entrevistador: Viviana Usubiaga

LatinArt:  En la construcción de tus imágenes trabajás con la metáfora de la ropa y la metáfora de la arquitectura. ¿ Podrí­as definir cada una?

Mónica Van Asperen :  Las dos remiten a lugares que trabajan lo simbólico al tiempo que citan directamente al cuerpo. Uso la metáfora de la ropa porque lo primero que construí­ fue ropa para gente. Frente a esa construcción me encontré con algo -que tal vez para el psicoanálisis es básico- que es la necesidad de la definición de un Yo. Lo primero que hací­an las personas era hablarme de todas las limitaciones y de sus deseos. Entonces, en el trayecto de elaborar una representación, llegué a la arquitectura porque me di cuenta que en la arquitectura tanto como en la ropa existí­a un espacio vací­o que era donde se podí­a proyectar ese deseo de algo que no estaba manifestado. Algunos hablan de una construcción por ausencia. Para mí­, ya en el lí­mite está representada la presencia, no está separado. Algo que esté limitado o cortado o fraccionado, ya está presentado la totalidad.

LatinArt:  ¿ Y qué entidad cobra el cuerpo en ese sentido? ¿ Cómo se manifiesta?

Mónica Van Asperen :  Lo que a mí­ me interesa es llegar a la construcción de una identidad más completa del cuerpo: una reformulación holí­stica del cuerpo donde las cosas están integradas, no separadas. Sus manifestaciones son redondas, son femeninas. No me refiero al feminismo, sino desde la regularización de un espacio curvo, de un espacio lleno. Con mi obra intento introducir pequeñas ampliaciones de la percepción del cuerpo, a través de los procedimientos constructivos de la arquitectura o de la representación formal espejada de un cuerpo frente a otro, o de soplar un globo, o de tratar de limitar el espacio que te rodea a partir del propio aire, de la propia saliva, de la relación con un espacio rí­tmico, sonoro, de la interacción a partir del trabajo con otro cuerpo, o de introducir el juego dentro de un hospital, por ejemplo.

LatinArt:  ¿ Las preocupaciones vinculadas a lo terapéutico del trabajo con el cuerpo son recientes o están desde los orí­genes de tu producción artí­stica? ¿ La obra del artista brasileña Lygia Clark funciona como un referente?

Mónica Van Asperen :  Por un lado está la preocupación con mi propio cuerpo. Yo realizo prácticas, tanto desde el psicoanálisis como desde las medicinas alternativas, la meditación, el Zen. Tengo una relación con el cuerpo de ausencia pero desde lo abstracto. Esto no es una teorí­a sino que implica concebir el cuerpo desde muchas partes de la percepción y tratar de ampliarla en función de eliminar la ignorancia que es la enfermedad. Digamos que llegué intuitivamente. Llegué porque la construcción de un Yo y de una identidad conducen a tener que curar o reparar o completar o resignificar el espacio fí­sico. Desde mis prácticas personales se relaciona con el extraer el concepto de enfermedad. La enfermedad no es mala. Es parte del cuerpo y puede ser resignificada y puede ser un lugar de aprendizaje. Nuestra sociedad nos está enseñando mal. Todo lo que es diferente es marginado, y eso es algo que sufre el arte, pero desde la enfermedad real es tremendo. Es inevitable que llegue a estos lugares y como lo hago conmigo misma, eso va apareciendo en la obra. Por otro lado, está la obra de Lygia Clark que se dedicó básicamente, no te dirí­a a curar desde la parte terapéutica fí­sica, sino a tratar de darle el poder al otro, desde su creación. Esos trabajos que ella realizó son prácticas que se hicieron en el psicoanálisis en los sesenta. Yo trabajo con una psicóloga social porque me parece que mi trabajo en relación a la arquitectura y el cuerpo tiene que ver más con un cuerpo colectivo y con la representación. Por eso también creo que aparece el tema de la fotografí­a muy fuerte, de la imagen visual.

LatinArt:  ¿ Cómo llegaste a elegir la fotografí­a como medio para tus obras?

Mónica Van Asperen :  Fue apareciendo, la necesité para tener obra. Mis piezas eran globos con mi propio aire. Para mantener en el tiempo esas obras como acciones o esas arquitecturas que se desinflan se necesita de un servicio de alguien. Siempre mis obras necesitan cierto mantenimiento, excepto en el caso de la fotografí­a que es congelar el tiempo o las obras de vidrio. Es decir, cabe la posibilidad que las obras de vidrio se rompan y eso es bueno para la obra. Pero en el caso de las piezas no efí­meras sino orgánicas como las de látex con aire o las que necesitan agua existe la necesidad de un servicio que tiene que hacer otro. En el caso del proyecto Semillas que realizaré en un hospital más todaví­a porque la obra actúa en la medida que es usada o que es habitada.

LatinArt:  ¿ Crees que tu formación como diseñadora de alguna manera ha signado tus procedimientos de producción y la elección de los múltiples recursos que pones en juego en tus obras?

Mónica Van Asperen :  Yo estudie diseño gráfico pero mi madre tení­a un pequeño taller de molderí­a y costura y trabajé con ella mucho tiempo porque mi padre, que a su vez era fotógrafo, falleció cuando yo era joven y mis hermanos mayores estaban exiliados. También estudié música y matemáticas, sigo leyendo matemáticas. Soy muy curiosa, me gusta estar en varios espacios. Mientras estudiaba, hice desfiles y participé en experiencias para poder expresarme. También estudié pintura con Ricardo Garabito y danzas. El tema de la danza vuelve a aparecer en la obra, incluyo coreografí­as que armo. Respecto al diseño, yo me especialicé en la parte comunitaria. Para mí­ la forma pierde el sentido si no está en relación a reparar algo. Considero que naturalmente la creación está al servicio de mejorar algo. A veces aparecen formas en sí­ misma pero siempre están en relación a un espacio conocido como podrí­a ser la música o el hospital o el juego, tiene que ver con una relación con el servicio. Creo que en ese sentido el diseño me marcó.

En lo que nos parecemos los artistas latinoamericanos es que en definitiva somos autodidactas. Tenemos una formación muy compleja. En mi caso pongo en mi trabajo las cosas que mamé de mi padre y de mi madre. Tomé estructuras muy cercanas y las desarrollé. La manera de construir objetos de arte no es desde una formulación académica como en Europa que propone un cuerpo cerrado de obra. Las creaciones latinoamericanas producen todo el tiempo cuerpos abiertos. El sistema constructivo del arte a partir de la academia genera la posibilidad de proyectarse como individuos, pero son representaciones de un Yo cerrado. En cambio en Latinoamérica siguen siendo espacios comunitarios, espacios abiertos, obras que involucran a otros. El artista que compra la madera y la talla creo que está en ví­as de extinción, aunque quedan algunos admirables. Para mí­ hacer obra es parte de una experiencia de vida y una relación con otros en función de pensarla y traducirla. ¿ Si es un procedimiento de diseño en cuanto al componente proyectual? Sí­, pero se trata de algo más abstracto, el diseño se puede resolver todo en una computadora y que se construya. Yo lo que hago es diseñar las partes que van a conformar la construcción que hago yo. Yo diseño los globos, los estiramientos de los vidrios y después lo diseño en el espacio. Hay algo que se presenta en una obra cuando yo la instalo.

LatinArt:  ¿ Hay algún momento de culminación en tu obra?

Mónica Van Asperen :  Mis obras tienen un sistema que yo relaciono con mis conocimientos de matemática. Involucran dos grandes modos de pensamientos. La obra es un sistema de articulaciones del lenguaje, luego se rompe y empieza otro. Mis piezas son sistemas divergentes, todo el tiempo se abren. Se hacen por sumas. Por otro lado, la obra está todo el tiempo en riesgo, es precaria. Por ejemplo, nada de los tubitos en el espacio está engrampado en el lugar. Los filamentos están sueltos. Las obras están como desarmadas.

LatinArt:  En tu obra hay una permanente desnaturalización de la relación entre el sujeto y el objeto. De alguna manera el objeto cobra relevancia pero en la interacción con el sujeto.

Mónica Van Asperen :  Sí­, en realidad yo creo que tiene que ver con una construcción mental, con un sujeto que se construye en la mente, como proyecto, como diseño. Se trata del reconocimiento de un cuerpo más allá del propio cuerpo pero siempre en relación con otro. Mental en conexión con la memoria, con la inteligencia colectiva, con los sueños. Espacios donde el cuerpo existe pero el sistema no lo reconoce. Yo lo que quiero hacer es una obra real, hay una realidad integrada que tiene que ver con la sensación del cuerpo. Busco la posibilidad de tener una relación más respetuosa sabiendo que somos algo más que carne. Por eso me parecen tan importantes las experiencias de los 60 de Lygia Clark y Helio Oiticica. Me interesan sus enfoques para romper con el espacio virtual bidimensional e ir hacia un espacio interactivo y colectivo. Es casi como la realidad virtual, donde hay un espacio que no se puede asir porque no tiene lí­mite. Se genera algo que no se puede comercializar en el mercado del arte y eso me parece interesante, al igual que el hecho de que no tenga un espacio definible. No es mi caso con algunas obras que sí­ son esculturas de vidrio que se puede romper pero que se pueden comprar. Creo que Clark lo que puso en crisis es esa disección del objeto. Y al hacerlo amplió una dimensión que es la proyección del cuerpo, todo es una construcción de uno. En tanto creo que es un cuerpo mental, entonces el objeto siempre está mediando en un espacio abstracto con el otro.

LatinArt:  De todos modos sigue existiendo la creencia en la capacidad transformadora del objeto en sí­.

Mónica Van Asperen :  Sí­, claro. En mi proyecto Semillas y la instalación que inauguro en pocos dí­as en el Centro Cultural Borges va a haber una bisagra, un antes y un después de este procedimiento. Aparece la creencia de que es posible que a través de la experiencia con el objeto, o con el objeto en el espacio (por ejemplo las estructuras con palitos móviles en el jardí­n de un hospital) no va a implicar sólo la observación del espectador sino que involucra que el visitante entre en el espacio, entonces la experiencia es doble. Hay entonces una creencia desde la cuántica, que supone que cuando vos acercás una cosa a algo que está en un estado, cambia. En este sentido, creo en el objeto desde la alquimia.

LatinArt:  Parte de tu obra incluye la actuación de personas. ¿ Su presencia involucra un trabajo actoral que vos guionás o modelás como parte de la materialidad de las piezas?

Mónica Van Asperen :  Por lo general son personas que tienen una historia. No son actores. Primero conozco sus historias y luego genero consignas. En el caso de mis primeros autorretratos y retratos, trabajé conmigo y luego con mis compañeros del programa de la beca Kuitca, porque eran quienes estaban allí­, a mi alrededor. En el caso de Inclusión de mí­ hacia el otro y de Geometrí­as es una pareja. Busqué dos personas que trabajaran juntas el tema del cuerpo. Ellos actuaban en el Teatro de la Memoria, en silencio, un teatro de la imagen. También hacen modelo vivo. Me interesaba que fueran cuerpos escultóricos, muy monumentales y que fueran casi idénticos. Una de las consignas era meterse sobre un mismo capullo, una misma bola de globo. Se arman situaciones de enfrentamiento como si fuera una lucha pero en realidad en algunos casos pareciera un diálogo. En el caso de El Nombre, son dos mujeres que estaban embarazadas. Una emigraba a Italia y la otra era una inmigrante inglesa. La consigna era que estuvieran en un estado de definición del lugar. Eso no figura en ningún lado. Respecto a las mujeres que aparecen en la instalación El sistema es la fuente, busqué una familia en la que siempre nacieran mujeres, eran tres generaciones de muchas mujeres. Busqué una lí­nea materna, femenina muy fuerte. Fui explorando conceptos y después aparecen las formas, es decir, por una cuestión de empatí­a yo me integro a esos conceptos y fluye la forma.

LatinArt:  ¿ En qué proyectos estás trabajando actualmente?

Mónica Van Asperen :  El 8 de marzo presento la instalación El sistema es la fuente en la exposición "En busca de la belleza real" en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires. Es una exhibición itinerante que viajará por el interior de la Argentina y luego va a Brasil. En septiembre realizaré una muestra individual en la galerí­a Luis Fernando Pradilla en Madrid. Tengo una exhibición en México junto a una exposición que se llama "Civilización y barbarie" en el museo Carrillo Gil. En el 2006 haré una muestra junto al escultor británico Richard Deacon, con quien desde el 2001 cuando vino a hacer una residencia hacemos un intercambio regular obras y conceptos en el marco del proyecto Trama (programa internacional de cooperación y confrontación entre artistas, originado en Buenos Aires, Argentina. Para conocer el programa consultar: www.proyectotrama.com.ar). En principio va a ser en la galerí­a de Ruth Benzacar en Buenos Aires y luego la muestra viaja a Brasil. Probablemente van a aparecer intervenciones cruzadas sobre dibujos de cada uno, como una especie de corrección o relectura del espacio concebido por ambos. Deacon trabaja mucho con la cinta de Moebius. Construye sus obras a partir de lí­nea paralelas que se juntan. Propone una idea de adentro y de afuera constante, concibe la reversibilidad del espacio. Yo sigo otra lí­nea de trabajo que tiene que ver con espacios concéntricos que giran sobre sí­ mismos o espacios irregulares, que reverberan y como mencioné antes, se generan por sumas.




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