Placer y dolor: los padeceres del cuerpo
La acción sobre los cuerpos es otra de las constantes preocupaciones en Ferrari. Su particular pasión por la mujer es evidente desde sus primeras esculturas en cerámica de estilizadas formas antropomórficas (Mujer, ca.1960; Mujer preocupada, 1961). Supo homenajear a Eva por considerarla una rebelde que se enfrentó a Dios, que nos libró de la castidad y nos regaló la concupiscencia, el placer y la necesidad humana de indagar los caminos desconocidos y gustos del fruto del bien y del mal.

El artista condena el control de los cuerpos y la administración del temor al sufrimiento que conduce la vida de los seres humanos. Creó grandes paneles donde agrupa un abigarrado vocabulario de cuerpos flagelados extraídos de las ilustraciones de los textos religiosos. En los últimos meses realizó una serie llamada Ideas para Infiernos donde toma imágenes de santos y vírgenes sin consagrar y las somete a simulacros de tormentos. Dentro de una licuadora, en hornos de juguetes, atravesados por pincha papeles o sobre una parrilla de bazar, los personajes religiosos son sometidos a martirios similares a los que se les promete a los mortales pecadores en el infierno bíblico. Estas composiciones embebidas en humor –de metáforas más llanas respecto a otras piezas menos compulsivas y de fórmulas meditadas–, han provocado más de un escándalo al igual que otras piezas que manipulan críticamente la iconografía cristiana. En 1985 expuso en el Museo de Arte Moderna de San Pablo una jaula con dos palomas que defecaban sobre reproducciones de varias pinturas de reconocidos artistas sobre el Juicio Final. Estas obras escatológicas critican los artificios visuales que conforman desde hace siglos el aparato de propaganda de la religión. Ferrari focaliza las zonas donde el arte estuvo al servicio de las relaciones de poder que responden escasamente a intereses espirituales. Productos de la lectura minuciosa de las Sagradas Escrituras, sus obras cuestionan los castigos reservados a los cuerpos de nuestros semejantes. La contundencia del gesto y las consecuentes expresiones de rechazo de cierto público develan que la misericordia es selectiva. Se activa sólo cuando las víctimas llevan las investiduras y atributos santos.

La religión y sus efectos en el ejercicio del poder aparecen en obras como la instalación 1492-1992. 500 años de la Conquista (1992) donde pone en paralelo las nefastas formas de administrar justicia de la Inquisición y de la Conquista en América a través de una composición de elementos alusivos encapsulados en botellas. El recurso a estos contenedores de vidrio lo utiliza desde 1964 cuando encerraba alambres, telas y papeles con una preocupación más formal que narrativa. En los noventa retoma las botellas para tratar temas de actualidad como en Homenaje al preservativo (1992), una campaña a favor del ejercicio cuidado de la libertad sexual que el catolicismo reprime y favorece la propagación del sida y la muerte.

El acercamiento de diferentes discursos de intolerancia se explicita en sus ilustraciones de 1995 para la edición en fascículos del libro Nunca Más (informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas durante la dictadura militar). A través del collage de imágenes como la del Colegio Militar, el águila nazi y la superposición de un ángel apocalíptico, Ferrari vinculó explícitamente las crueldades del Antiguo y Nuevo Testamento, con los delitos de la dictadura bendecidos por una Iglesia cómplice y la ideología nazi.

Esta compulsión al montaje de imágenes aparentemente disímiles pero que exponen la obviedad de los intereses políticos a los que responden, continúa avanzando sobre los temas más actuales como las imágenes sobre el hambre y la corrupción en la Argentina y sobre el imperio de Bush (Electronicartes) y la guerra de Irak que distribuyó periódicamente por correo electrónico.