La imposibilidad en la escritura y la incomprensión en la lectura se combinan para desplegar otras interpretaciones posibles en los intersticios del signo. Con palabras de un poema de Arturo Carrera, estas deformaciones plásticas parecen cobijar el delicioso momento de / atisbar lo entintado; / y lo que caligráficamente apunta / a desnaturalizar lo escrito.(4) La explosión de las cualidades abstractas de la palabra escrita produce el extrañamiento de los discursos. En sus Manuscritos, textos legibles que inicia en 1964, experimenta con el vocabulario por medios plásticos. Con gesto poético compila listas de palabras que nadie usa. En los manuscritos incluye las primeras referencias y reelaboraciones de textos bíblicos. El árbol embarazador es una reescritura del Diluvio. Como una hipótesis retrospectiva plantea una versión en la que los hombres mueren durante el diluvio, pero las mujeres se salvan inflando los senos y las nalgas para flotar en el agua, al tiempo que Satanás rescata penes y los injerta en un gran árbol al que las mujeres se trepan en una copulación colectiva.

Los cuestionamientos a los valores de la cultura Occidental se concentran en una obra capital de su producción: La Civilización Occidental y Cristiana. Se trata de un montaje realizado en 1965, cuyo referente ineludible era la guerra de Vietnam. Sobre una réplica a escala reducida de un avión de guerra FH107 colocó la imagen de un Cristo de santería. En este caso las concepciones de escritura y cuerpo se cruzan. La presencia de dos cuerpos, el del hombre martirizado que es vehículo de la palabra religiosa y el de la máquina como símbolo del discurso de la guerra. Como una declaración pacifista suspendida en altura, esta crucifixión formaba parte del envío de Ferrari al Premio Nacional del Instituto Di Tella –centro cultural que núcleo a la vanguardia artística de aquellos tiempos– pero fue excluida de la exposición. Se trató del primero de una larga lista de actos de censura que sufrió su obra. La pieza es considerada clave en los debates sobre las relaciones entre el arte y la política de los años sesenta.

La técnica del collage y procedimientos de montaje son recurrentes en Ferrari, ya sea con imágenes o vocablos como es el caso de Palabras ajenas. Se trata de un libro construido a partir de un collage de citas textuales de Hitler, Goebbels, Paulo VI, Johnson y Dios, entre otros. Este diálogo imaginario entre personalidades extemporáneas fue representado como una obra teatral en el Arts Institute de Londres en 1968. Más tarde, retomó este tipo de operación en la recopilación de noticias de los diarios de Buenos Aires de la década del setenta. Reunió cientos de notas que informaban sobre la aparición de cuerpos mutilados, incinerados y acribillados encontrados cotidianamente en la ciudad y en las costas del Río de la Plata durante la dictadura. Bajo el título Nosotros no sabíamos logra tensar sobre las pruebas, la repetida frase de gran parte de la ciudadanía que negó conocer la violencia del terrorismo de Estado. La palabra escrita como evidencia del cuerpo que se sepulta en las redes del registro periodístico.

Así como trabaja sobre las palabras enunciadas por otros, Ferrari escribe las propias. Construye escrituras profanas que interpelan a las sagradas, develan la genealogía infame de la oración religiosa y desnaturalizan la palabra jurídica. En nombre de la asociación de la cual es miembro fundador CIHABAPAI (Club de impíos herejes apóstatas blasfemos ateos paganos agnósticos e infieles) y acompañado por centenares de firmas de artistas y escritores, ha enviado dos cartas dirigidas al papa Juan Pablo II solicitando la anulación del Juicio Final (1997) y el desalojo y desmantelamiento del Infierno acorde al repudio a la tortura proclamado por la Iglesia Católica (2001).