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X Bienal Internacional de Estambul


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Informal Economy Venders by Julio Cesar        Morales
Julio César Morales




Informal Economy Venders by Julio Cesar        Morales

Istanbul Foundation for Culture and Arts,
08/09/2007 - 04/10/2007
Beyoglu, Istanbul, Turkey

X Bienal Internacional de Estambul
por Matthew Schum

El Centro Cultural Ataturk (AKM) encapsuló algunas de esas cuestiones. Ubicado en una plaza central, este teatro modernista es una reliquia reverenciada de la época de Kemal cuya demolición ha estado programada desde hace tiempo.
El AKM fue la sede de Burn It or Not? [¿Quemarlo o No?], una exhibición que consideraba si esta joya debería preservarse por su relevancia histórica, o reemplazarse por un palacio comercial. Sin embargo, el AKM albergó una investigación un tanto benigna de los nexos entre Turquía y los fantasmas arquitectónicos de la URSS –un tema que ya se había analizado bastante en las bienales anteriores.

Esta perspectiva combinaba adecuadamente con el aura comunista del AKM, pero no logró relacionar el modernismo turco con otras culturas más allá de los antiguos estados satélites (el Medio Oriente podría ser un ejemplo). Se privilegiaron las conexiones tenues entre países más que un acercamiento integral a Estambul: una aparente superficie nacional simplemente contrastaba a otra.

Sin embargo, algo en Burn It or Not? sí se transmitió en las obras de dos artistas locales: una pieza sonora del músico/artista Erdem Helvacioglu y el artista de video Emre Hüner. Ambos lograron hacer una interfaz con el modernismo barroco del ornamentado AKM, la encarnación de algo desolado que estuvo destinado a la perdición desde un principio en vez de ser víctima de nuevos desarrollos urbanos. Helvacioglu y Hüner lograron acercarse a Estambul y a sus habitantes de una manera que a mi parecer no se logró plasmar en la bienal en general. No se exageró ni se hizo alarde de la amenaza de la destrucción que proyecta la gentrificación: más bien se ponderó desde una postura involucrada. Sus obras representaron una suerte de cicatrización previa al trauma. Imaginar la destrucción resultaba ser una pesadilla menor que inventar un paisaje soñado en el centro de la ciudad.

Un paso cansado caracterizó el Mercado de Comerciantes de Estambul (IMç), sede de World Factory [Fábrica Mundial]: se trata de una edificación que alberga comercios familiares en un centro comercial enorme. Su ambiente enclaustrado resultó desconcertante e hizo que los llamativos visitantes parecieran impostores, resaltando de manera incómoda el contraste entre la realidad global y el arte global.

Sin embargo en World Factory sí se presentaron unas cuantas obras espléndidas en ese mismo sentido. La instalación desconectada del IMç permitió que algunas obras lucieran por su propio mérito, al negar relación alguna con los demás trabajos (o trabajadores) a su alrededor. Aunque solitarias cada una resultó ser una manifestación del territorio conceptual del trabajo, uno de los temas de esta sección de la bienal.

Con su obra Informal Economy Vendors [Vendedores informales], Julio César Morales fue de los pocos artistas que complementó la extraña estética de
costura presente en el IMç. Morales hace suyo el arte callejero mexicano y lo lleva a un extremo constructivista. En el IMç esto dio como resultado una congruencia inesperada entre el mural gráfico del artista y las fachadas comerciales, encantadoras y heterogéneas, diseñadas por los propios comerciantes. Los escaparates de sus tiendas no guardan relación con el aséptico complejo y se improvisan en ventanas aisladas. Morales crea una pieza específica para el sitio, sacando provecho al espacio blanco que predomina en todo el centro comercial. Los trazos lineares y figurativos de su obra se combinaron en una pictórica firma cuya composición sugiere una explosión, como cuerpos etéreos que se van alejando. De manera rudimentaria, este movimiento figurado activó un espacio mural desatendido. Al mismo tiempo, la obra de Morales armonizaba con la fachada inexpresiva de la arquitectura existente y los excéntricos escaparates permitiendo que las paredes blancas invadieran el retablo gráfico (y lo hizo de una manera que le sería prohibida por el gremio a los tenderos ).

Informal Economy Vendors abstrae el trabajo literalmente en la figura del vendedor ambulante. La frescura de la obra de Morales se puede leer como el desdén de un grafitero por la arquitectura opresiva que enmarca a los trabajadores residentes (los funcionarios de la bienal festejaron la estructura). Resultó ser uno de los pocos nexos globales exhibidos en World Factory, en el que una estética importada de ultramar logró dirigir la atención del espectador a las sensibilidades locales preexistentes así como a espacios con un potencial inexplorado.

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