LIZCANO: Una visión rápida al arte panameño por una de sus grandes curadoras y promotoras, Carmen Alemán. Hablamos de las últimas tendencias, de los grandes artistas emergentes y consagrados, así como del hecho que el arte haya sido subvencionado únicamente por la empresa privada. La producción del arte panameño es realmente abundante y de gran calidad. Esperemos que a lo largo del tiempo su gobierno se dé cuenta de la maravillosa riqueza artística de su país, y que galerías y fundaciones puedan seguir apoyando económicamente la producción del arte, así como su exportación para que nosotros, lectores y amantes del arte, podamos seguir gozando del placer sensorial de ver una obra. Carmen, ¿cuál es exactamente la labor que haces con tu galería ARTECONSULT por el arte panameño? ALEMÁN: Somos dos entidades en una: fundación y galería. Trabajamos casi todos los proyectos sin fines de lucro a través de la Fundación Fernández Pirla, creada por un español radicado en Panamá. Primero fue cliente y luego se interesó en difundir el arte panameño fuera de Panamá. Hemos trabajado juntos en la Bienal Centroamericana. Como galería organizamos muchas muestras fuera de Panamá, especialmente con el más internacional de nuestros artistas, Guillermo Trujillo. En el 1997 organizamos una muestra de Trujillo en el Museo Rufino Tamayo, y el año pasado en el MOLAA (Museo de Arte latinoamericano, Los Ángeles, EE.UU.). Actualmente, estamos trabajando algunos proyectos con el Ministerio de Relaciones exteriores en Panamá, como es la muestra "Panamá Contemporáneo" que se presentó en Casa de Américas en Madrid, por dar algunos ejemplos. Últimamente hemos iniciado una serie de intercambios artísticos con España que parece promover nuevos proyectos. LIZCANO: ¿Hay alguna posibilidad de que el gobierno español os ayude a financiar las muestras de arte panameño? ALEMÁN: Sí, a través de Cooperación Española hay una propuesta para hacer una retrospectiva de la obra gráfica de Julio Zachrisson, artista panameño que reside en Madrid desde los años ‘60 y que recibió hace tres años el premio Goya de grabado. Tanto la embajada de México, como las de Argentina y España se cuidan mucho de representar a sus artistas, así como a aquellos panameños que van a exhibir en cualquiera de sus países. Para nosotros ha sido una revelación ver que lo que no podemos hacer con el Instituto Nacional de Cultura lo podemos hacer a nivel diplomático con las diferentes embajadas. LIZCANO: Las bienales también son otra fuente de promoción del arte panameño. Tú galería y fundación también ayuda en la curación de algunas de las bienales como has dicho anteriormente. ALEMÁN: La Bienal de Cuenca, de Lima y la Centroamericana que fue en el año en Costa Rica. Con estas bienales hemos podido representar a muchos artistas, hacer contactos y encontrar nuevos talentos. Hay tres entidades que ayudan a organizarlas: Mónica Kupfer, crítica de arte y curadora, el Museo de Arte Contemporáneo, y la Fundación ARPA de Adrienne Samos. Nuestro museo tiene 30 años de sobrevivir con fondos de la empresa privada, pero para este tipo de proyectos no encuentra nunca un presupuesto. LIZCANO: Háblanos de las tendencias de arte de Panamá... ALEMÁN: La abstracción no es un fuerte en Panamá, con excepción de Tabo Toral, Ana Elena Garuz, Ricardo Raúl Ceville, y Antonio Alvarado. En Panamá no hay un grupo de abstraccionistas puros. Es un país más representativo y figurativo. En cuanto a surrealismo, no quisiera encajonar a nadie, pero si citamos a alguno nombraremos, sin lugar a dudas, a Brooke Alfaro. Un pintor con una técnica impecable, que distorsiona magníficamente tanto la perspectiva como la figura humana, pintando personajes del casco viejo de Panamá. Otro pintor sería Silfrido Ibarra en lo que pintaba anteriormente, sobre toda su obra figurativa tenía una influencia surrealista muy dramática. Durante los años ‘70 y ‘80 Alicia Viteri desarrolla una obra muy surreal, y fantástica, muy personal, introspectiva, con mucho autorretrato. El tema de paisaje tiene una influencia tremenda y juega un papel importante en la pintura panameña empezando con Trujillo o Sinclair, decano de nuestra pintura que comenzó como abstraccionista, pasó por el paisaje urbano, y luego a figuración.
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