DPM Gallery,
01/10/2008 - 05/11/2008
Guayaquil-Miami, Ecuador
proximamente
por Rodolfo Kronfle
Nacidos Vivos, la serie más reciente de Saidel Brito, genera -de entrada- una necesidad en el espectador por establecer con precisión los acontecimientos que han congregado a las multitudes retratadas en algunas pinturas, o la significancia particular de los paisajes que otros lienzos reproducen. Paradójicamente ninguna información al respecto es provista permitiendo conservar cierto anonimato en las imágenes -por lo menos hasta un careo posterior que dé cuenta del contexto histórico y social cubano que ilumina cada cuadro-(1) un anonimato que sin embargo es patentemente familiar en cuanto a las convenciones históricas y mediáticas para representar a las masas. Esto apuntaría a conectar con las preocupaciones fundamentales del artista aquí planteadas: "son historias e imágenes que están vaciadas de contenidos en el tiempo... de espacios que ideológicamente se han desvanecido o sobre los cuales aparecen como una especie de fantasmas ideológicos...tiene que ver con la fragilidad de la memoria y con el cambio de los signos y la vaciedad de esos signos: geográficos, objetuales, literarios con relación a los hechos históricos, los datos y los rastros dejados en los museos, en la memoria colectiva y en el espacio físico donde ocurrieron." La obra se erige entonces como una reflexión sobre los lugares históricos, y los acontecimientos a nivel universal, pretendiendo señalar la manera cómo estos imaginarios van perdiendo o transformando sus evocaciones simbólicas (por ejemplo Playa Girón convertida en sitio de turismo recreativo), o cómo los ecos resonantes de su pasado son meras presencias espectrales -a lo mucho- en el presente. En palabras de Brito "la idea era volver a ese rol del artista representando ciertos acontecimientos, pero a su vez existe la paradoja de que aquellos acontecimientos ya están o desnudados por los medios de comunicación o silenciados por el tiempo o por los nuevos usos de los espacios". El trabajo mantiene además características conceptuales presentes en casi toda la producción de Brito: los juegos de palabras o el empleo del lenguaje popular apelando a su capacidad de generar doble sentidos, manifestado esto en el título de la serie; el impulso hacia la experimentación y la "invención" de técnicas que potencien los contenidos de las obras, que generen cierta incertidumbre en torno a cómo se lograron los rudimentos manuales empleados que a su vez devienen en un importante -y significante a la vez- gancho de seducción visual (en esta serie ensaya con el pirograbador, las transparencias y las superposiciones); la ambigí¼edad como premisa de trabajo convertida en herramienta que contribuye a engrosar semánticamente a las obras, en un valor positivo, como si el artista tuviera conciencia del vasto horizonte epistemológico que el ser contemporáneo tiene a su disposición para ser usado productivamente; la incorporación de una permanente reflexión de doble vía: con el arte como una tradición llena de postulados prestos a ser problematizados, y sobre el sentido de la Historia -sus invocaciones mediáticas y sus construcciones discursivas- contrastada con el presente; y finalmente el interés que demuestra en el uso estratégico -en la apropiación ideológica- de ciertos repertorios y acervos simbólicos que se asumen como "menores" (en este caso fotografías extraídas en su mayoría de fuentes independientes en Internet) pero cuyo poder como espejo de un contexto suele exceder a las creaciones que operan claramente dentro del campo artístico. Otros puntos de contacto entre Nacidos Vivos y su trabajo anterior son el empleo de dos leitmotifs que han aparecido con alguna frecuencia: el agua (lo acuoso, las sugeridas superficies de mar, etc.) como un problema de corte existencial(2) y las multitudes (los rebaños, las masas, las aglomeraciones, las marchas, etc.) como un opuesto binario del individuo singular o de pensamiento independie
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