Venice Biennale,
01/06/2007 - 21/11/2007
Venice, Italy
52ava Bienal de Venecia (2007)
por Cecilia Canziani
Un reporte parcial de la 52ava Bienal de Venecia 1. Sobre la Exhibición Internacional La última frase del ensayo de Robert Storr sobre la Exhibición Internacional para la 52ava edición del catálogo de la Bienal de Venecia consiste de una cita de los Cantos de Ezra Pound y me parece que para forma y contenido, la misma ofrece la mejor descripción de la intención del director: çNada importa / al final/ pero la calidad del afecto ç que ha tallado la huella en la mente/dove sta memoriaç. "El arte conjugado en tiempo presente" es el subtítulo de una exhibición profundamente arraigada en el modernismo, y que hace su lectura del arte contemporáneo a través de dicha lente, incluyendo viejas obras maestras de una generación más joven que, en términos de forma y contenido, aspiran al estatus de los clásicos. ¿Qué es un clásico y cómo prevalece en el escenario actual? En un artículo de 1981, Italo Calvino sugirió una respuesta a tales preguntas que, en mi opinión, ilumina los motivos tras algunas de las decisiones de Storr. Para el escritor italiano, un clásico se extiende más allá de su propia época, siempre es contemporáneo, "forja experiencias futuras, ofrece un modelo, estructura, constituyéndose en un punto de comparación, asegura los criterios de clasificación, valor, asegura un paradigma de belleza". Resuena más allá del momento de aprehensión y continúa influenciando en nuestras decisiones. Dentro de semejante marco, las magníficas salas dedicadas a Giovanni Anselmo, Robert Ryman, Gerhard Richter, y Signar Polke en el Pabellón Italia actuaron como declaraciones: son la espina dorsal del predicamento de Storr. Monumentos, efectivamente, y, no obstante, renuentes al espectáculo, recatados y grandiosos, severos y sensuales a la vez. Aquí, al igual que frente a la última obra de Sol LeWitt, completada para la Bienal antes de su muerte, uno se detendría, pensaría, y sentiría. Abdel Abdessemed, Tatiana Trouvçe, Ignasi Aballi, Iran do Espirito Santo, Manon de Boer, Steve Mc Queen y Mario García Torres trazan una continuidad de lenguaje y forma con artistas de la generación anterior, aspiran a ser nuevos clásicos. Un sentimiento de luto atraviesa la exhibición -inherente al modernismo tardío, una vez que se perdió la fe en un futuro que aún quedaba por escribirse- constituyendo el hilo conductor entre el Pabellón Italia y el Arsenale. "Futurismo despojado de optimismo" es el objetivo de la gran instalación de Luca Buvoli, vanguardia vista desde una perspectiva post-utópica. Entonces, ¿cuál será el sentido de esos silenciosos monumentos que marcan la exhibición? El monumento crucial, después de todo, es el conmemorativo, y muchas de las obras en la exhibición nos lo recuerdan, desde la grabación de las últimas horas de la vida de su madre por parte de Sophie Calle, hasta los retratos evanescentes de Oscar Muñoz representados en agua, o la documentación por Gabriele Basilico de los edificios de Beirut. La muerte, dice Robert Storr en su ensayo, es universal e inefable. Unifica las distintas culturas y lenguas que esta exhibición reúne con la presencia de artistas de todo el mundo. Entrelazado con el registro formalista, nuestro actual escenario político constituyó el contrabajo fundacional para la exhibición. En un pasaje crucial de su texto Robert Storr señala en otro clásico, a Félix González-Torres, artista estadounidense nacido en Cuba, y lo que ve presidiendo sobre la exhibición: "lirismo, precisión formal, pertinencia contextual, economía de medios, valor intelectual, reciedumbre envuelta en gentileza, y un equilibrio alcanzado con esfuerzo entre realidad privada y participación pública", que sostiene su arte y que igualmente inspira su Think with your senses, feel with the mind [Piensa con los sentidos, siente con la mente]
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