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Bienal Costarricense de Artes Visuales: Bienarte 2005


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TLC: Todos los Chiapas by Jorge       Albán



El Futbolista DelicadEl Futbolista Delicado de la Tricolor / Ultimo Implemento Deportivo para el Futbolista Delicadoo de la Tricolor / Ultimo Implemento Deportivo para el Futbolista Delicado by Roberto       Guerrero


Police Interfering with a work that dealt with an Abuse of Authority by Guillermo       Vargas (Habacuc)


El Futbolista Delicado de la Tricolor / Ultimo Implemento Deportivo para el Futbolista Delicado by Roberto       Guerrero





Not for Sale by Nelson       Dí­az Brenes





Not for Sale by Nelson       Dí­az Brenes

Museo de Arte y Diseño Contemporáneo ,
06/09/2006 - 20/10/2006
Antigua Fanal, San Jose, Costa Rica

Ni el vago azar ni las precisas leyes
por Tamara Dí­az Bringas

Si una convocatoria abierta puede ser el lugar ideal para ensayar cualquier riesgo, la presente bienal se mostró todavía tímida, cautelosa. Tal vez la escena artística local no sea muy arriesgada, pero en buena medida las bases de la Bienal son todavía rígidas. Unos ciertos formatos, unas ciertas dimensiones, una cierta duración de los videos son algunas de esas limitaciones.

Otras tienen que ver con el requisito para los participantes de tener al menos dos muestras personales o tres colectivas, lo que deja por fuera a muchos jóvenes artistas, para quienes la bienal serviría precisamente de plataforma de entrada al circuito de exposiciones. No parece coherente con las dinámicas actuales del arte que no se admitan propuestas colectivas; tampoco la exigencia de presentar no menos de dos proyectos.

Sueños duros

No obstante, la actual Bienal Costarricense de Artes Visuales muestra una escena artística más fresca y sólida que en las últimas ediciones. Es notable la consistencia de la selección y el marcado desplazamiento hacia las generaciones más jóvenes. Esta vez, la elección de los seis artistas costarricenses que participarán en la Bienal Centroamericana de 2006 reconoció en Guillermo Vargas (Habacuc), Cinthya Soto, Rafael Sáenz, Paulina Velásquez, Jorge Albán y Roberto Guerrero unas propuestas "de alta inventiva, sentido crítico e inclusive ironía".

Una pregunta por las fisuras entre realidad y representación acerca las propuestas de Habacuc y Soto. De esta última, dos grandes piezas fotográficas presentan un mosaico de interiores costarricenses. Las diversas tomas de una misma escena, el recurso al montaje y los cortes acercan esta propuesta de Cinthya a una sensibilidad cinematográfica. Pero, más allá de lo excesivo de esos espacios barrocos, lo que está en juego es la incapacidad de la imagen para referir lo real.

Un agudo ensayo sobre el vínculo entre traducción y poder lo constituye Policía interviniendo una obra que hablaba de un abuso de autoridad. Esta propuesta de Habacuc pone en escena las sucesivas mediaciones que van transformando el relato sobre un supuesto abuso de poder. En el ir y venir entre el ámbito policial y el artístico, quedan bajo sospecha lo mismo la institución arte que la judicial.

La preocupación por los medios y las mediaciones –sean de la prensa o el discurso político anima las propuestas de Jorge Albán, que aborda temas problemáticos del contexto actual costarricense. En cierto sentido, se trata de obras ejemplares en el uso crítico de un medio, en la medida en que el video interactivo pone al espectador en la situación de una (ilusoria) idea de participación.

Por su parte, Lucía Madriz expone una llana y precisa instalación hecha de arroz, frijoles, maíz y bajo el título (y la amenaza) de Copyright. Una pieza crítica y oportuna, sobre todo en momentos de intenso debate nacional sobre la aprobación de un polémico Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica. Asimismo, en el filo crítico de la Bienal se ubican propuestas como las de Roberto Guerrero, que logra ablandar, a través del humor y la representación paródica, ciertas nociones supuestamente fuertes como "masculinidad", "deporte", "nación".

Pocas intervenciones tuvieron lugar en el espacio público. Dos de ellas, sin embargo, justificarían otras ausencias: Libérame, de Yamil de la Paz, que ubicó en la ciudad discretos racimos de globos con helio que la gente debía desatar; y la intervención de Alejandro Ramírez, que prodigó almohadas de concreto por diversos puntos de San José, invirtiendo la retórica de lo blando por la crudeza de unos Sueños duros.



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