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Paraíso Perdido? Aspectos del panorama en el arte latino americano


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Lea la reseña de la exposición

En el Orden de Caos by Laura       Anderson Barbata

Lowe Art Museum,
30/01/2003 - 06/04/2003
Coral Gables , Florida , USA

El Paisaje como Paraíso
por Lisbeth Rebollo Goní§alvez

El Paisaje como identificación del lugar

El primer registro del paisaje del territorio latinoamericano es el de los artistas viajantes procedentes de Europa, y se da a partir del siglo XVII. Ellos realizaban dibujos, acuarelas, grabados y también pinturas, trabajando para expediciones tanto de reconocimiento como científicas o de definición geográfica y de defensa. Sus escenas diseñadas o pintadas proyectan en Europa las primeras imágenes de las nuevas tierras y sus poblados, costumbres y tipos humanos.
Un ejemplo clásico en el siglo XVII se dio en la historia del arte brasileña con la contribución de Frans Post y Albert Eckhout, artistas formados en los cuadros de la pintura realista holandesa, que hicieron registros del nordeste brasileño, durante la dominación de Holanda en aquella región. Siendo integrantes del equipo de Mauricio de Nassau, que por ocho años administró la región, Post documentó principalmente el paisaje y Eckhout registró los animales, las plantas, los tipos humanos insertados en el contexto de la naturaleza.
En cuanto a las expediciones científicas, las más importantes fueron las que tuvieron lugar en el siglo XVIII, pero estas continuaron hasta la primera mitad del siglo XIX. En el siglo XVIII, se difundió el interés científico impulsado por el pensamiento del Iluminismo en tanto que, en el siglo XIX, surgió una nueva escena cultural, bajo el marco de los movimientos neoclásico y romántico. La influencia francesa se hizo sentir en toda Europa y, por diferentes razones, llegó a América que, en esa época, se estaba conformando lentamente en países independientes. Otros artistas europeos llegaron, entonces, a los países latinoamericanos, con la formación adquirida en las Academias de Bellas Artes, dejando un legado representativo en la producción paisajística.
Un nombre importante ligado a las expediciones científicas fue el del alemán Mauricio de Rugendas. Eximio dibujante y pintor de paisajes, estuvo dos veces en América, durante siglo XIX: en los años de 1820, llegó al Brasil contratado como dibujante de la expedición de Georg Heinrich von Langsdorff, médico ruso especialista en biología y botánica, nombrado cónsul general de Rusia en la ciudad de Río de Janeiro. En Brasil, Rugendas documentó, siguiendo los cánones académicos, la población brasileña de la época, sus costumbres y su exuberante paisaje y observó la flora y fauna del país, sus trabajos fueron publicados en el libro Voyage Pittoresque au Brésil ( en París, en los años de 1827, y 1836) Su segundo viaje a América, entre los años de 1831 y 1847, se dio gracias al estímulo de Humboldt. Además de establecerse en Méjico, entre 1831 y 1834, el artista estuvo por ocho años en Chile, recorrió Perú, Bolivia, la región del Río de la Plata (en Buenos Aires permaneció apenas pocos meses) y, nuevamente regresó a Brasil donde desde allí regresó para Europa.
De los viajantes que estuvieron en Uruguay, se destacaron los legados de Don Antonio José Pernetty (dibujos y grabados), un benedictino que acompañó la expedición del enciclopedista Luis Antonio Bougainville (1763 e 1764) En 1794, Fernando Brambila realizó la Vista de Montevideo desde la Aguada, con la Iglesia principal dominando el paisaje, el artista también había visitado Chile y pintado paisajes allí.
En las primeras décadas del siglo XIX, era costumbre en Europa editar libros con ilustraciones en grabado. Otro ejemplo que reunió escenas campestres del Uruguay y de la Argentina fue el libro de autoría del inglés William Gregory. Otras imágenes de los países del sur de América Latina aparecieron en Picturesques Ilustrations of Buenos Aires and Montevideo, publicado en 1820, en Londres, que reunía los grabados realizados a partir de las acuarelas de Emeric Essex Vidal.
En el año 1831, durante el viaje de Charles Darwin, un integrante de la expedición Fitz-Roi, el artista Conrad Martens hizo acuarelas de Montevideo, con influencias del romanticismo. Una acuarela de Barthélemy Lauvergne, mostrando el Mercado de Montevideo fue litografiada en colores por Bayot e integró la publicación Voyage autour du monde pendant les années 1836 e 1837 sur la corvete La Bonite. Otro cronista de la región platina (Uruguay y Buenos Aires) fue Adolfo DíHastrel, quien llegó al Río de la Plata con la Armada Francesa llegada para realizar un bloqueo contra Juan Manuel de Rosas. Sus diseños fueron litografiados en el Álbum de la Plata o Colección de las Vistas y Costumbres remarcables de esta parte de América del Sur.
Con la llegada de la familia real portuguesa a Brasil, en virtud de la presión de Napoleón Bonaparte sobre Portugal, en 1816 llegó una Misión Artística Francesa. Fue una misión compuesta por artistas y arquitectos que tuvieron que emigrar después de la caída de Napoleón. Ellos fueron promotores de una corriente modernizadora de Río de Janeiro, ciudad donde la Corte portuguesa se instaló. La Misión Francesa instituyó la enseñanza académica en el país, introduciendo los parámetros de la estética neoclásica. Entre los artistas de esa Misión, estaban Nicolau Antonio Taunay, pintor, y João Batista Debret, dibujante, acuarelista y también pintor, quienes retrataron el paisaje y las costumbres del país. El segundo, Debret, obtuvo una gran representatividad en el arte y en la acción artística desarrollada en Brasil en esa época. Es el autor del libro Voyage Pittoresque et historique au Brésil, editado en Francia por F. Didot, en 1834 y en 1839, su contribución para la construcción de una imagen del Brasil culturalmente es tan relevante como la de Rugendas.
Entre las décadas de 1840 e 1850, muchos otros artistas recorrieron los países del sur de América Latina, movidos por el deseo de registrar escenas típicas de las nuevas tierras, con las que después ilustrarían libros de viajes de América. Entre ellos, podemos nombrar a Max Radiquet y Pedro León Pallière, éste último nacido en Brasil, hijo de franceses y desarrolló su actividad principalmente en la Argentina, realizando, también, registros en el Uruguay. Entre los alemanes y centroeuropeos presentes en Chile, además de Mauricio de Rugendas, se suman Heindrich Jenny, profesor de dibujo en el Instituto Nacional de aquel país y Martín Francis Drexel, quien viajó por varios países sudamericanos.


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