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"¡Es la Economía Política, Estúpido!"


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Capitalism is the Crisis by Oliver Ressler





How Communities are Reusing the Big Box by Julia  Christensen


Reading Lenin with  Corporations by Yevgeniy Fiks,  Olga Kopenkina





Reading Lenin with  Corporations by Yevgeniy Fiks,  Olga Kopenkina

Center for Cultural Decontamination,
30/09/2013 - 06/10/2013
Belgrade, Serbia

"¡Es la Economía Política, Estúpido!"
por Vladimir Jeric Vlidi

"Criticar el Mundo Viejo en Contenido y Abogar por uno Nuevo en Forma."
Metahaven Conversa con Aaron Peters(1)

Resultó imposible para un observador eventual de la escena artística en Belgrado no quedarse desconcertado e intrigado al leer la invitación a la exposición "It’s the Political Economy, Stupid", ("¡Es la Economía Política, Estúpido!") curada por Oliver Ressler y Gregory Sholette e inaugurada en el Centro para la Descontaminación Cultural en Belgrado como parte de evento "La Crisis y Alternativas" en el 2013. Dicha invitación anunciaba que la prometedora selección de obras – en formato de video, como suele ser casi obligatorio hoy en día-- sería presentada por medio de una serie de charlas y presentaciones impartidas por artistas, economistas y activistas, a la vez que se anunciaba con la siguiente oración: "Aunque en la actualidad los artistas generalmente procuran no referirse al tema de la crisis global y el capitalismo, esta exposición marca la excepción".

Eso me puso a pensar un buen rato, porque sinceramente no recuerdo casi ninguna obra que haya visto en los últimos cinco años que no toque los temas de capitalismo o crisis de alguna manera. Esto quizás nos dice algo de "la gente como nosotros" y de nuestros círculos sociales e intereses, de cierta manera de ver al mundo, por decir algo. A final de cuentas, ¿no se podría decir que hoy en día hasta las mismas celebridades abordan dichos temas de alguna manera, o por lo menos reconocen la problemática en la medida que les permiten sus circunstancias y capacidades? Hasta los mismos curadores aseveran que en la actualidad "en cenas con amigos, en la alcoba, hasta en las vacaciones, nos expresamos con la gramática de las finanzas", así que ¿porqué se declaró que la muestra era única en tal sentido? Veamos primero la exposición misma antes de volver a ese planteamiento.

Con docenas de artistas y grupos presentando igual número de horas de videos, una serie de debates públicos e incluso un libro de ensayos en la exhibición, resulta imposible nombrar a todos los autores y obras que figuran en "¡Es la Economía Política, Estúpido!", así como entrar en un análisis detallado de los trabajos presentados. Lo que sí podemos hacer es enfocarnos en la exhibición misma, e intentar plantear algunas observaciones desde esa óptica; por lo tanto haremos referencia a las obras que destacan dentro de dicho marco, más que entrar en un resumen detallado.

Al entrar al espacio, que les planteó un reto a los curadores en el sentido de "superar" la geometría y limitaciones del mismo y que lograron resolver con bastante éxito, del lado derecho se encontraba El Capitalismo es la Crisis de Oliver Ressler, cuyas letras gigantes ocupaban gran parte de la pared, yuxtapuesto con una obra de Noel Douglas, Somos el 1% -- una pequeña minoría violenta lo ha arruinado todo para los demás, que abarcaba casi la totalidad de la pared del lado izquierdo.

Aunque similares a primera vista en el sentido de transmitir un mensaje directo al público en general, en realidad era importante la diferencia entre ambos, y al parecer fue precisamente el espacio entre estos enfoques distintivos al que se recurrió para construir la propia cosmovisión de la exposición, su propia posición y expresión.

Con su obra/declaración, Ressler planteó una postura netamente "antiartística" en cuanto a la idea del significado y las expectativas del arte – es decir, cometió el pecado máximo de presentar de manera precisa e inequívoca lo que quería decir, ni más ni menos.(2) Parecería que Ressler recurrió a todos los trucos comunes de las que se sirven los artistas para crear esas enormes palabras bidimensionales. El efecto político de esta acción solo se puede entender si se la comprende como acto artístico, y precisamente en la negación de y relación con el medio del arte y el arte como expresión. En vista del sempiterno debate "arte vs. activismo", más vale no llegar a conclusiones apresuradas en torno al razonamiento detrás de estos enfoques "anti-artísticos" – su significado se deriva precisamente de la falta de atributos artísticos tradicionales -alegorías, implicaciones, "apuntar a algo" – lo que nos lleva a suponer que la declaración "el capitalismo es la crisis" sea una obra de arte, a pesar de ser anti-arte.

En la pared de enfrente, Douglas presentó una compleja "caricatura barroca de arte callejero", por decirlo así, con bastante contenido. Aquellos que siguen mínimamente las notas en los medios sobre los actuales disturbios sociales contemporáneos podrán encontrar varios meses de titulares sobre las últimas jugarretas y crímenes de los supuestos "líderes mundiales". Esta obra no es arte en el sentido estricto de la palabra, sino que extrae de un entorno visual diferente. Emana de protestas callejeras y panfletos, la revolución burguesa y posteriormente los sindicatos y las luchas de clase, así como sendos movimientos dirigidos a la emancipación, más que de lo que se estaba exhibiendo en museos en esa época. De tal suerte que esta obra se concibió pensando más en las calles que en una galería, --y desde una óptica que manifiesta que no debería haber diferencia entre esos dos ámbitos—pero aún así requiere que el espectador reconozca los nombres y las caras de figuras importantes de gobiernos nacionales actuales, que conecte los logotipos corporativos con las armas que atacan a los inconformes, y que comprenda cierta información para poder ser legible.

En la pared central frente a la entrada, enmarcada entre aquellas dos obras, se colocó, como era de esperarse, una gran pantalla de cine: en otras palabras, la exposición misma, que aparte de las dos obras mencionadas, se presenta completa e inevitablemente en formato de video digital, proyectando una serie de archivos de películas independientes o interrelacionadas. En los múltiples lugares de proyección esmeradamente colocados en el espacio (parece que arte y activismo siempre se cruzan en el mismo lugar) se encontraban los inevitables medios, o para ser más preciso, sus formatos principales de noticiero y documental.

La publicación que lleva el mismo título(3) le agrega otro nivel de articulación(4) a la exposición, al presentar varios textos sobre arte, capitalismo, futuro, historia y otros temas de interés. Curiosamente, dicha publicación y gran parte de las obras que figuran en la exhibición no se pueden encontrar con facilidad en internet. Esta quizás es una de las contradicciones "esperadas pero inesperadas" de la producción contemporánea, que revela las complejas circunstancias del capitalismo tanto como cualquier otro intento similar en estos momentos –o como señalara Slavoj Žižek en el ensayo que le diera nombre al proyecto, se apega al principio de "obedece, pero piensa".(5) Algunos, incluyéndome a mí, no estarán nada de acuerdo con dicho principio y en como se aplica a este proyecto y otros similares. Seguramente habrá razones y más razones –pero quizá sería mejor dejar esto para futuros debates.

"¡Es la Economía Política, Estúpido!" comunica muchas historias diferentes, pero la mayoría de las obras narran la misma historia: lo que se reconoce en los trabajos son los distintos aspectos del capital provocando y generando arte de varias maneras. También trata, pero en menor medida, sobre cuando el arte genera un poco más de capital a cambio, pero en general discurre sobre lo que esto significa como un todo, el propósito y el resultado de este ciclo de retroalimentación, y si sería posible proponer una constelación distinta.



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