Artistas Temas de Arte Exposiciones Nosotros Busqueda


exposición presente
Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina


Bookmark and Share

View of the exhibition by Perder la forma humana   Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina


A Chile. Photographic record of Acción Arte by Elías Adasme


View of the exhibition by Perder la forma humana   Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina


View of the exhibition by Perder la forma humana   Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina





View of the exhibition by Perder la forma humana   Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina

Museo Nacional de Arte Reina Sofia,
26/10/2012 - 11/03/2013
Madrid, Spain

Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina


por Francisco Godoy

Sobre todo, no hay cadáveres.

Tras un largo periodo de investigación la Red de Conceptualismos del Sur presenta su primer gran proyecto expositivo en Madrid, en esta ocasión con Ana Longoni, Jaime Vindel, Fernanda Carvajal, Miguel López, Mabel Tapia, André Mesquita y Fernanda Nogueira como coordinadores, junto al trabajo de otros 18 investigadores de la Red. Creada a partir de un encuentro en Barcelona en 2007, ésta se formó para aunar a distintos investigadores y artistas, latinoamericanos y españoles, en "la necesidad de intervenir políticamente en los procesos de neutralización del potencial crítico de un conjunto de ‘prácticas conceptuales’ que tuvieron lugar en América Latina a partir de la década de los sesenta"(1) . Tras delimitar temporalmente su marco de operaciones, las derivas de los propios artistas e investigadores llevaron su trabajo a otros períodos. Los 80s resultaron ser un punto de confluencia donde lo que se había realizado en los 60s y 70s explosionaba en una serie de prácticas donde cuerpo individual y cuerpo colectivo se cruzaban, colisionaban e incluso se perdían en la maraña de relaciones complejas que éstos establecían con diferentes situaciones políticas.

De ahí nace la exposición Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina, la cual se ha ido desarrollando en un proceso de investigación colectiva que se fue tejiendo en diferentes encuentros públicos y privados, donde destaca Poner el cuerpo. Formas de activismo artístico en América Latina, años 80, realizado en el Centro Cultural de España en Lima en julio de 2011. La exposición, profundamente fragmentaria pero organizada por "afinidades y contagios", utiliza un tercio de la tercera planta del museo y pretende a grandes rasgos establecer "un contrapunto entre los efectos arrasadores de la violencia sobre los cuerpos, y las experiencias radicales de libertad y transformación que impugnaron el orden represivo"(2) .

Parafraseando de forma invertida a Nestor Perlongher(3) podría decir que Perder la forma humana es una muestra donde "no hay cadáveres", porque éstos vuelven a la vida: desde una anticipada tumba de Pignochet realizada en Recife por el Equipo Bruscky & Santiago, pasando por las siluetas de los detenidos desaparecidos en Argentina, al cuerpo colgante de Elías Adasme, que asemeja su imagen personal a la del Chile que vive los estragos de la dictadura. La gran mayoría de los trabajos presentados eran cadáveres sepultados en archivos de artistas, descatalogados e incluso olvidados por su carácter disruptor con el canon de la producción artística, que aquí "reviven". Son objetos en general reproducibles, de distribución masiva e intervención pública que se presentaban como parte de los procesos políticos y culturales que poco tenían que ver con las dinámicas de los precarios mercados del arte locales. Incluso se movían en ámbitos distantes a los entendidos como "artes visuales": poesía, arquitectura, cartel punk, póster político, música o teatro. Aquí residen los mayores aciertos de la exposición: el cuestionamiento del canon de lo considerado artístico y la recuperación de proyectos de intensidad poético-política y colectividad en momentos donde el individualismo y capitalismo se instauraban de forma radical en países como Argentina, Chile, Perú o Brasil, sin duda los más presentes en la exposición. Dichos aciertos dan cuenta también de una de sus mayores fallas: los trabajos no son tensados con diversas producciones de prácticas y discursos en artes visuales que, desde otras estrategias, también intentaron construir sus propias formas de hacer frente a los "estados de catástrofe", cuya ausencia deja sin duda una laguna interpretativa sobre el período en el público español.

Donde el muerto circula, en los pasillos

Si bien el título indica que temporalmente el proyecto se centra en los años 80s, los trabajos presentados comienzan en 1973, con el Golpe de Estado de Pinochet en Chile como punto de partida(4) . Será éste también el inicio del montaje que no teme a reiterar artistas en diferentes secciones, ni presentar a un mismo nivel producciones "artísticas" y otras que normalmente son recluidas al espacio de lo documental. La exposición recibe al visitante articulando la demanda política por la democracia con la construcción de un "sujeto disiente" signado por su cuerpo ajeno a lo normalizado. Dicha sala va a presentar un retrato de Pedro Lemebel con la hoz y el martillo en su cara a modo de maquillaje-militante que, junto a unos tacones altos, le permitieron leer en 1986 su manifiesto hablo por mi diferencia en una concentración política de izquierdas en Santiago, cuyo audio se puede oír junto a esta imagen.

Un montaje abigarrado y redundante de fotografías y grabados en blanco y negro da paso a la siguiente sala. Allí comienza uno de los tres ejes de la exposición, titulado Hacer política con nada, que se dedica a la visualidad estratégica de movimientos sociales para combatir a las dictaduras desde modelos distintos a la militancia ortodoxa, particularmente en Argentina y Chile. Además de los trabajos en muro se presenta una proyección en el suelo de una silueta –del Siluetazo argentino– de Dalmiro Flores, que el visitante puede pasar por encima, desacralizando y haciendo partícipe al espectador de un proceso creativo de mínimos recursos. Dicha estrategia curatorial "espacial" se replicará en la sala siguiente donde se encuentran fotografías de Paz Errázuriz de la performance La conquista de América donde Las Yeguas del Apocalipsis bailaron descalzas sobre un mapa de América Latina con trozos de vidrio. En el espacio se reproduce dicho mapa, con vidrios pero sin sangre. Tal vez sea esta estrategia –"reconstruir" objetos pertenecientes a la memoria de cuerpos en acción– uno de los elementos más débiles de la exposición, como ocurriera también con Tu dolor dice: minado del mismo colectivo o la tumba de Pinochet ya mencionada que, en la proyección y fotografías que acompaña al "objeto", se puede ver con mayor potencia la intensidad performativa en la acción pública. Este eje termina con trabajos de los colectivos Taller NN y EPS Huayco, la Agrupación de Plásticos Jóvenes y Artistas del MAS (Movimiento al Socialismo), entre otros.



1 de 3 páginas     siguiente página

volver a exposiciones