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11ava Bienal de La Habana


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Circo triste by Wilfredo       Prieto


Descanso visual para espectador de bienal by Lázaro       Saavedra


Descanso visual para espectador de bienal by Lázaro       Saavedra


Vista en planta by Miler Lagos





Vista en planta by Miler Lagos

Wifredo Lam Contemporary Art Center ,
11/05/2012 - 11/06/2012
La Habana Vieja, Cuba

11ava Bienal de La Habana
por Magaly Espinosa

La XI Bienal de la Habana y la "otra" Bienal

Ojalá te toque vivir en tiempos interesantes*.
Llilian Llanes.

La XI Bienal de la Habana es un sujeto difícil de apresar, son tantos sus brazos que te perderías tras la fascinación de sus movimientos, danzando y caminando al mismo tiempo. El evento en si tuvo sus inicios en el 1984, bajo la dirección del departamento de Artes Plásticas del MINCUL, un año después de creado el Centro Wifredo Lam, su auspiciador. Ya desde sus primeras ediciones se fue convirtiendo poco a poco, en un espacio de encuentro que permitía conocer y descubrir gran parte de la mejor producción artística del Tercer Mundo, perfilándose como una posibilidad nueva para el arte de ese contexto. Sobre su segunda edición, el crítico y curador Gerardo Mosquera opinaba que ella fue "…la primera exposición global de arte contemporáneo, reuniendo 2,400 obras de 690 artistas contemporáneos de 57 países, tres años antes de Les Magiciens de la Terre…inaugurando así la nueva era de internacionalización que vivimos hoy…"(1) siendo un modelo de respuestas de las relaciones entre lo global y lo local, los centros y las periferias y sus mutuos intercambios.

Desde la perspectiva del pensamiento crítico latinoamericano, los espacios de las bienales forman parte de las grandes oportunidades para reflexionar acerca de los mecanismos bajo los cuales funcionan las trasferencias culturales, las políticas de representación y los disímiles niveles en los que se promueven las relaciones antes mencionadas. Rastrear a través de sus diferentes ediciones estos propósitos implicaría cartografiar la historia de uno de los sucesos cruciales ocurridos en el mundo del arte periférico. Sin embargo, aunque tal propósito excede las posibilidades de este artículo, debe tenerse en cuenta para poder comprender la medida en la que se conserva o se desvanece la vocación "tercermundista" trazada desde sus inicios. Y ello claro está, se entronca con los objetivos esbozados en su XI edición, en la posibilidad de seguir siendo pensada en calidad de frente de resguardo, cuando se trata de reflexionar sobre el rol político que pueden jugar las geografías subalternas en su integración o participación en los procesos globales que caracterizan al mundo del presente.(2)

Una visión de conjunto de este proyecto implica tomar en consideración cómo se vincularon los diferentes niveles de las muestras nacionales e internacionales y si fue posible deslizar a través de ellas el tema elegido, articulado con la ayuda del evento teórico. Realizar un encuentro de estas dimensiones, considerando el enorme esfuerzo que representa en las actuales condiciones socioeconómicas de Cuba, comporta agradecer que el mismo se siga celebrando, pero sin soslayar la responsabilidad que lo sostiene. Partiendo de ello, se pueden enumerar entre sus aciertos: la amplia participación de artistas jóvenes como parte del conjunto de los invitados oficiales, ya que esto siempre implica riesgos, dado el aumento cuantitativo sustancial del número de artistas plásticos cubanos egresados de las escuelas de arte, a su vez, la presencia de un director del evento y equipo de especialistas que conocen la producción de estos artistas y la realización de algunos programas públicos que movieron el ambiente citadino en dirección al cónclave, valga citar los más llamativos: la Conga reversible de Los Carpinteros, Circo triste, de Wilfredo Prieto y la obra Paisaje itinerante de Rafael Villares. También fue sobresaliente la presencia de figuras internacionales del rango de Marina Abramovic, Ilya-Emilia Kavakov, Gabriel Orozco, Andrés Serrano, Pablo Helguera e Iván Navarro, entre otros, lo que le proporcionó un buen ambiente artístico, y por último, la forma en la que se intentó abrirla hacia otros lugares que no fueran los históricas fortalezas, buscando eludir su competencia como espacio, e intentando penetrar la ciudad en diferentes direcciones. Pero este factor, con todo lo que conllevó en lo organizativo, compitió con la coherencia del evento, pues al dispersarse en tantas direcciones se perdía la visión de sus intensiones y la comprensión de su alcance.

Los datos generales sobre la cantidad de exposiciones, artistas participantes y de proyectos curatoriales que conformaron su cuerpo de acción, nos ayudan a tener una visión de lo señalado. Según se recoge en el catálogo, en la misma participaron artistas de 43 países, con un total de 178 creadores. Estos artistas presentaron sus obras en cerca de 80 exposiciones que formaban parte del programa oficial y 14 que integraban el colateral. En otra dirección, estaban las muestras que se ubicaron en casas o talleres, a las que se incorporó el proyecto havanaopenhouse, auspiciado por instituciones cubanas, agrupando a 45 artistas en 12 espacios domésticos. De toda esta amalgama tan diversa en lo cualitativo, hay que destacar también los 6 espacios alternativos. A este balance se suman las exposiciones individuales y colectivas que se pudieron apreciar en las bóvedas del monumento histórico conocido como la Fortaleza de la Cabaña, junto al gran número de estudiantes de arte que expusieron en la Academia de San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte. Tales datos nos dan una panorámica de su amplitud(3) y nos acerca a lo planteado sobre cómo esa masividad, entre otros aspectos, pudo haber competido con la calidad de las muestras y de la labor curatorial en su conjunto, considerando la selectividad que debe primar en un mega proyecto de estas características.

¿Cuál puede ser la estrategia de un encuentro de esta dimensión si es pensado para que posibilite los diálogos desde la periferia hacia las tendencias y líneas creativas del arte contemporáneo, abriendo las interpretaciones y lecturas pensadas en un arte que tiene entre sus principales méritos, el estar inmerso en sus raíces sociales y culturales? ¿Se mantiene en la actualidad su intención de ser un espacio alternativo ante las estrategias transnacionales interesadas en el mercado internacional y frente a los intercambios con los centros de poder del arte? ¿Qué papel juega con relación al arte del país que lo promueve? ¿De qué modelo de Bienal estaremos hablando? Que las geografías subalternas desempeñen un activo rol político al incorporarse a los procesos globales, es posible si se consolida ese rol al nivel local, incluso en los marcos de lo glocal.



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