TEOR/ética,
01/12/2006 - 15/02/2007
San José, Costa Rica
Estrecho Dudoso
por Clara Astiasarán
Atreverse a dudar L´oiseau s´est envolé. [El pájaro se voló] W.G. Desde el 2005 se cocinaba en TEOR/éTica un proyecto notable. Tal vez la intención fuese anterior, pero no es hasta finales de ese año que algunos comenzamos a tener noticias aisladas de que algo grande iba a suceder. Ya en el primer trimestre del 2006 las sospechas no parecían infundadas y a mediados de año, en una rueda de prensa, Estrecho Dudoso vio la luz.
Parece ser que la duda era la línea transversal de un proyecto que a ratos nos permitía acercarnos y a ratos no; puesto que luego de la información general que vimos en los medios, nos tomó con sorpresa el montaje, la ciudad llena de artistas, las inauguraciones y cerramos el año. Todo se fue en un abrir y cerrar de ojos, como cuando te distraes a mirar un pájaro y de pronto no está más. Así, casi a finales de febrero, vi salir en una caja enorme el Penetrable de Jesús Soto, y con su pérdida comprendí ─como en aquella pieza de Félix González Torres─ el dolor de lo efímero. Me atreví a dudar.
El más pretencioso y grande de los proyectos visuales que se ha hecho en Centroamérica, tomó su nombre ─vale la pena insistir─ de la duda. El calificativo lo generó una especie de desajuste geográfico sobre la obstinación, de los conquistadores españoles, en hallar un atajo que los llevara a las famosas Indias. Esa misma nominación retomada 500 años después, enunciaba una cierta crisis sobre la pertinencia de ubicar en nuestra geografía un evento que pretendiera estrechar vínculos entre artistas y modus operandi del arte en diversas latitudes, no sin antes dudar de la eficacia y de la efectividad de un método hecho a base de prueba y error.
Es un acto de fe, tanto como un acto ideológico, la instrumentación de un evento de esas magnitudes en un país como Costa Rica y en una región como Centroamérica. Quizás la visión curatorial de Tamara Díaz y Virginia Pérez-Rattón se sostenía en aquel viejo grito de guerra (atribuido en estas tierras a Gerardo Mosquera): ¿y por qué no somos nosotros el centro?, parte del contexto de la también vieja polémica entre centro y periferia. A algunos les aburre hablar del tema, es cierto, pero no es menos cierto que si Estrecho Dudoso hubiese sucedido en Nueva York estaría en todos los medios importantes del primer y del tercer mundo.
Entonces vale la pena dudar. Vale la pena repensarnos si un contexto como el nuestro está preparado para este tipo de iniciativas. El agotador argumento de infraestructura cultural no lo es más en un proyecto que, con sus desigualdades, logró aunar varias instituciones culturales (1) del país, así como el respaldo de la Municipalidad de San José, HIVOS y un grupo de patrocinadores locales e internacionales. Me refiero a si es pertinente pensar en que los grandes eventos del arte, en esta parte del mundo, suceden en destinos turísticos como es el caso de la Bienal de La Habana; donde todos pagando su boleto y su estadía se encaminan a hablar de arte y a liberarse de la publicidad de cadenas de fast food.
Es consabida la recurrente apatía en el medio artístico costarricense. Esta se constata en los estudios de público de las instituciones, el poco éxito de iniciativas privadas de pequeño formato y en la conversación más cotidiana con algunos de sus protagonistas. Ante ella muchos hem
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