Artistas Temas de Arte Exposiciones Nosotros Busqueda


Arte & Espacio Social
Centro Cultural Moravia, Medellín: Entrevista con Carlos Uribe
Adriana Rios Monsalve




Bookmark and Share
















Adriana Rí­os: ¿Por qué se decide la reubicación de los habitantes de Moravia?

Carlos Uribe: Esta fue una zona que no tuvo mucha atención del Estado, una zona a merced de las disputas entre élites locales y urbanizadores privados. Luego de la legalización del basurero, que está a escasas 15 o 20 cuadras del centro de Medellí­n, era un fenómeno único que en una ciudad en desarrollo hubiera un depósito de basuras tan cerca. Las poblaciones que se establecieron fueron afectadas por grupos al margen de la ley, y la iglesia y otras organizaciones intentaron apoyar algunos procesos. Sin embargo, solo hasta hace ocho años, con Sergio Fajardo como alcalde, se empezó el proyecto de darle una cara a Moravia. Se creó un macro proyecto integral para solucionar muchas de las falencias, especialmente centrado en el antiguo botadero de basuras, pues durante dos décadas la gente armó sus ranchos encima de las basuras, poniendo en riesgo la salud y la higiene públicas.

Ahora se tratar de recuperar estos predios. Se comienza a comprar los terrenos para convertirlos en un parque, no recreativo, sino de remediación ambiental y dirí­a también simbólica. Las comunidades que vivieron ahí­ podrán entender que ese espacio no era habitable, que ahora viven en un lugar nuevo, pero conservan la memoria de ser pioneros en ese poblamiento.

Luego, se hicieron mejoras por medio de tres obras: una fue el parque lineal La Bermejala que es la canalización de una quebrada que cruza el barrio y que causaba muchas inundaciones en época de invierno; otra, el mejoramiento de las ví­as peatonales, la creación de puentes y un puesto de salud, que se terminó en 2005; y finalmente, el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia, el equipamiento más importante de la zona que ha logrado cohesionar a la comunidad, tanto en alternativas de educación y cultura, como en el acompañamiento a procesos de memoria e identidad.

AR: ¿El Centro de Desarrollo Cultural de Moravia hizo parte desde el principio del desarrollo de la Zona Norte de Medellí­n, o sucedió aparte y ahora se interconecta?

CU: Sucedió aparte. El macro proyecto de intervención de Moravia aparece en el plan de desarrollo de Sergio Fajardo, pero no concebí­a un centro de desarrollo, o una casa de la cultura. Ellos estaban centrados en el reasentamiento, el centro de salud, y una planta industrial de reciclaje que finalmente no se realizará. El centro de desarrollo cultural se dio de manera tardí­a, gracias a la coincidencia entre el macro proyecto y algunas Secretarí­as de la Alcaldí­a, entre ellas la Secretarí­a de Cultura. El único centro cultural que habí­a era la Escuela de Música Moravia - El Bosque.

La Secretarí­a de Cultura, por medio del trabajo que estaba haciendo con los jóvenes de Moravia, construyó una casa de la cultura pedida por la comunidad misma. El modelo que aparece en los proyectos de Fajardo es el de “Parque Biblioteca”, un espacio público con arquitectura de calidad, que desarrolla un núcleo bibliotecario, un auditorio para la comunidad, y zonas verdes y públicas para el esparcimiento de la gente.

Todo lo anterior ha creado nuevos radios de mejoramiento en los barrios donde se han instalado estos espacios. Fajardo denominó este fenómeno como “acupuntura cultural”, porque fue cambiar las memorias negativas de la ciudad, como el caso de la cárcel en el barrio San Javier. Lo bonito del centro cultural es que llamaron al mejor arquitecto del paí­s, históricamente, Rogelio Salmona. A partir de ese momento, la gente de otros barrios comenzó a pedir un centro cultural para ellos. Luego aparecemos junto a un proyecto de Cabo Verde, otro centro cultural, como dos ejemplos internacionales que están cumpliendo las Metas del Milenio de la Unesco, por el tipo de dinámicas y acercamientos que se desarrollan.

AR: En este momento, ¿cuál es la misión del Centro de Desarrollo Cultural de Moravia?

CU: El Centro Cultural de Moravia es equipamiento. Uno encuentra equipamientos importantes (educativos, bibliotecarios) pero normalmente no se piensa en equipamientos culturales, salvo un museo. Que se dé un modelo basado en los centros culturales parisinos de los años 70, es algo positivo para el mejoramiento de las comunidades.

El Centro Cultural funciona bajo una figura de convenio de asociación, que garantiza un presupuesto del Gobierno para la actividad anual. En el Centro ha existido una activación que crea sinergia con la comunidad: si formamos bien a los niños, en cinco o diez años vamos a tener mejores ciudadanos. A los adultos mayores no podemos cambiarlos, pero sí­ podemos facilitar su relación con la comunidad para una mejor convivencia.

Retomando, el modelo de centro cultural parisino era de formación en artes, que trataba de mejorar las comunidades donde se instalaba. Este Centro de acá fue pensado como un centro de formación en artes. A diferencia de un Parque Biblioteca, el Centro tiene salón de danza, taller de artes plásticas, un centro de memoria barrial, aulas de capacitación, un auditorio (el más grande de la zona norte de Medellí­n), espacios públicos y una sala de exposiciones. Aquí­ hay formación en artes visuales, teatro, danzas, música, literatura, y enseñanza del inglés. Todo esto complementa una estructura que denominarí­a como “trí­pode”: cultura, educación, e identidad y memoria.

AR: Tú eres un artista de trayectoria nacional e internacional; has trabajado como curador de Comfenalco; unos años atrás, también te has desempeñado como curador de los Salones Regionales de Artistas en 2004 y luego en 2009, y trabajaste como director artí­stico en el Encuentro MDE07. ¿Cómo llegaste a dirigir el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia?

CU: En la ciudad se ha creado una barrera entre un grupo de especialistas y la masa que no entiende el para qué del arte. El arte es una necesidad de cuarta categorí­a, pero como construcción simbólica que todos los seres humanos tenemos, además de la polí­tica y la ética, la estética está en todo sujeto. Nos lo han dicho los griegos, pero no le damos la verdadera dimensión. “Cada hombre es un artista”, como dice Beuys. En ese sentido hay que abrirle y potenciar en cada persona esa dimensión estética.

La cuestión es cómo creamos el arte: creatividad para la solución de problemas, mostrar a la ciudad sujetos que también crean, construir obras simbólicas en un mundo cada vez más materialista.

AR: ¿Qué es Ex-Situ In-Situ?

CU: “Ex-Situ In-Situ: prácticas artí­sticas en comunidad”, es un proyecto que desarrollamos a través de un equipo de curadores, el cual empezó con una invitación que le hice a Juan Alberto Gaviria, curador del Centro Colombo Americano, quien ha trabajado mucho en la ciudad el arte social, y Fernando Escobar, bogotano.

Habí­a interés por parte de las universidades, y sobre todo de la Secretarí­a de Cultura. Cuando llegué a dirigir el proyecto, sabí­a que era la «Bienal de Moravia». Con Juan Alberto hicimos el proyecto e invitamos a un curador de Bogotá. Decidimos que í­bamos a cambiar de formato, que no serí­a un formato del tipo salón o bienal, como se habí­a dado con la «Bienal de Venecia» en Bogotá, puesto que iba en contra de las dinámicas del arte en comunidad. Lo centrarí­amos en las mismas dinámicas del barrio: una problemática fuerte de reasentamiento de habitantes.

Logramos que las propuestas In-situ se establecieran. Esta terminologí­a viene de la botánica y consiste en la reubicación de especies que vienen de un mismo entorno en otro totalmente diferente. Ex-situ es el problema de la memoria y de la identidad barrial que se proponí­a.

Los tres curadores cuestionábamos ese exotismo que creó la mirada colonialista de los años 80 y 90, el cual trabajaba en espacios fronterizos con culturas alejadas. Las bienales de Estambul y de La Habana crearon un contexto de crí­tica al colonialismo, a esa relación entre paí­ses

2 de 3 páginas     página anterior     siguiente página



regresar a temas de arte