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Ferias de Arte & Coleccionismo
Reporte parcial desde Londres: fin de semana Frieze (2007)
Cecilia Canziani




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Zoo Art Fair

La dramatización del pasado y un énfasis en la re-presentación del modernismo parece caracterizar el ambiente general de la feria. La escultura vuelve a la moda, con muchos ejemplos del arte y el diseño de los años 50. Este criterio también se hizo patente en la contemporánea pero más pequeña feria Zoo que nació hace tres años, y que en esta edición se trasladó a su ubicación original para instalarse en la Royal Academy of Art. El cambio por lo visto fue acertado, puesto que este año efectivamente fue la más acogedora e interesante de las ferias de Londres.

En una escala menor a la magnitud que ha alcanzadoFrieze, Zoo presentó una excelente selección de galerías, artistas y –no menos importanteó una estructura más manejable. En esta ocasión se alentó la participación de galerías internacionales, así como de los espacios radicados en Londres, que en principio constituían la parte medular de la feria.

Travesía Cuatro de Madrid presentó un complejo video pero a la vez impresionantemente sencillo de Iñaki Bonillas y Gonzalo Lebrija. Titulado "The Hyper-Realism of Simulation" [El Hiper-realismo de la Simulación], el video muestra a dos personas jugando squash mientras un texto presentado en voz superpuesta debatía sobre el espacio, el tiempo, la ausencia y su representación. Permitió un momento de distanciamiento, una pausa mental, de la inmediatez y el bullicio de la feria. Una nueva escultura del artista Graham Hudson, hecha de un compendio de materiales encontrados, vendida a Charles Saatchi y exhibida en Rockeby suscitó mucho interés. No por nada, ya que resultó ser una de las mejores obras exhibidas en Zoo. Por otra parte, un video de Los Super Elegantes exhibido por separado en una pequeña pantalla montada en una pared lateral, en el cual se combinaban el glamour y la ironía, y que venía acompañado de una banda sonora seductora (la sigo tarareando), también llamó la atención en el local de Blow de la Barra, que a su vez presentó obras de Milton Manetas y Stephan Brüggeman.

176 gallery, espacio que inaugurara la coleccionista Anita Zabludowicz este año con la curaduría de Lizzie Neilson, mostró una fuerte presencia en Zoo al montar una exposición con selecciones de la colección que actualmente comprenden más de 1000 obras de unos 350 artistas contemporáneos provenientes de 33 países.
La Zabludowicz Collection figura entre las primeras en el Reino Unido dedicada a promover artistas emergentes de todo el mundo, con un énfasis especial en los artistas emergentes de fines del siglo XX y del XXI. Las ferias de arte fomentan cada vez más la participación de instituciones –de hecho en Zoo estaban presentes muchos espacios sin fines de lucro como PEER, que presentó una muestra de ediciones así como productos coleccionables que demostró ser fiel reflejo de su programa, ó M+R Projects, que dedicó su local a la presentación de exhibiciones individuales de Marie Jan Lund y de Nina Jan Beber. Sin embargo, no cabe duda que la presencia de una colección privada en el marco de una feria fue algo nuevo.

En la cartelera londinense

Después de visitar las ferias, una experiencia hipnotizante resultó asistir a la retrospectiva de Louise Bourgeois en Tate Modern: me hizo recordar la vigencia de su obra, así como revalorar su vigencia en muchos artistas emergentes presentes en las ferias. Sin embargo, aun sin tomar en cuenta el corolario de Frieze y Zoo, esta exposición será recordada por la selección de su obra. La propuesta crítica así como de curaduría enmarcó maravillosamente la visión de la artista en el contexto de un siglo de arte, y permitió una mejor comprensión de su trabajo.

En la planta baja, el Turbine Hall presentó la ultima comisión de la Serie Unilever, una obra nueva de la artista colombiana Doris Salcedo, que también exhibía de manera simultánea una muestra individual en la galería White Cube. La obra consistió en una pequeña grieta originada en la entrada principal del museo que continuaba por todo el largo de la galería, evolucionando en una quebradura cada vez mayor: un terremoto que sacude el sótano de la institución, una frontera que al reconocerse como tal se vuelve cada vez más grande, pero sobre todo representa el negativo de una escultura.

Resultó ser una grata coincidencia ver la instalación Tropicalia de Helio Oiticica, recientemente adquirida por Tate Modern, para después pasar a visitar la galería Blow de la Barra en Heddon Street, donde las esculturas de Erika Verzutti resaltaron la influencia que sigue ejerciendo la obra de Oiticica en las nuevas generaciones. Los tres objetos diseminados en dicho espacio parecían burlarse de la actitud estereotipada que a veces continuan demostrando los europeos al adentrarse en el arte latinoamericano.

La muestra de Verzutti de alguna manera iba de la mano con la exposición individual de Rodney Gram en la Lisson Gallery: una crítica a los mitos del modernismo y su fracaso inherente, resumida en la pieza principal de la exhibición, una caja grande y ligera que representa a los artistas en pijama pintando a la Morris Louis, acompañados de una serie de lienzos enmarcados que copian abiertamente las obras maestras del modernismo.

Cecilia Canziani, curadora que reside y trabaja en Roma.

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