Artistas Temas de Arte Exposiciones Nosotros Busqueda


Arte y Teorí­a
Entrevista con Reinaldo Laddaga sobre Estética de la Emergencia, parte 1
Santiago Garcí­a Navarro




Bookmark and Share




Santiago Garcí­a Navarro: ¿De qué modo la relación caracterí­sticamente moderna, pero todaví­a vigente, entre: función-autor / obra de arte-objeto, y público indeterminado / espacios de recepción relativamente aislados, está siendo afectada por las morfologí­as artí­sticas, polí­ticas, laborales y mediáticas posfordistas?

Reinaldo Laddaga: Creo que el sistema de relaciones entre objetos, espacios, instituciones, discursos y personas que se constituyó en torno a las artes en la modernidad europea, empieza a no ser único e incluso comienza a dejar de ser dominante. Claro que lo que sucede hoy en los espacios artí­sticos de tipo moderno (teatros a la italiana o bibliotecas públicas) tal vez sea lo que siempre ha sucedido. Pero lo cierto es que un número creciente de nuestras experiencias artí­sticas tienen lugar en espacios muy diferentes. Es que, después de todo, un número creciente de nuestras experiencias en general, no solo artí­sticas, tienen lugar en espacios y siguiendo ritmos que comenzamos a percibir en su especificidad, pero que no terminamos todaví­a de entender. Nuestra manera básica de estar en el mundo, entre los objetos y los individuos, ha sido afectada últimamente por cambios en un gran número de dimensiones, gracias, sobre todo, al despliegue de tecnologí­as que aumentan drásticamente nuestro acceso a la información y nuestra capacidad de comunicaciones a distancia, al mismo tiempo que, muchas veces, nos distancian de lo que, en el espacio real, nos es más próximo. En este mundo, la clase de situación en la que nos encontramos en los espacios públicos de tipo moderno parece cada vez más extraña, más innecesaria, más forzada. Y muchos de los artistas más atentos a estos cambios tratan de diseñar escenas, ámbitos donde la circulación de las imágenes, los objetos, los discursos suceda de otras maneras.

Los proyectos que comento en mi libro son espacios de experiencia estructurados de manera particular, donde el reparto de los roles es muy diferente al espacio que se desplegaba en torno a la obra de arte: ellos ofrecen a quien sea que tenga la intención de (como dice Thomas Hirschhorn) "implicarse" en ellos, un espacio y una serie de instrumentos que permiten observar las informaciones que en este espacio tienen lugar, pero también usar estas informaciones en el curso de procesos de acción sobre nuestro entorno. Quien quiera obtener de estos proyectos lo que puede obtenerse de ellos no puede sino abordarlos un poco como cada uno de nosotros aborda un website: como un espacio que exploramos en un proceso donde nuestras decisiones determinan el modo como la cosa misma se estructure para nosotros, y donde avanzamos en la medida en que nos parezca que alguna cosa que se encuentra allí­ puede servirnos para actuar en nuestro entorno cotidiano. Lo que estos proyectos ofrecen no es ni lo que ofrece el monumento (el objeto frente al cual deberí­amos situarnos devocionalmente si queremos que nos afecte del mejor modo aquello que proviene de su volumen) ni el evento que interrumpe la trama de nuestro entorno cotidiano y nos arrastra. Lo que ofrecen es una trama de espacios, imágenes, discursos, donde, de maneras diferentes según las propias predisposiciones y los propios intereses, se pueden encontrar instrumentos para la observación, la reflexión, la conexión con otros o la acción instrumental. Como esta clase de entidades no existí­an hasta hace poco, pienso que es probable que se trate de un signo de la emergencia de otra forma de pensar y practicar el arte.

SGN: Querrí­a confrontar tu visión sobre los cambios que se han dado en las artes, con una idea de Virno según la cual, en el posfordismo, conviven las formas de trabajo más contemporáneas —las que tienen como recurso básico las aptitudes lingçí­stico-comunicativas- y otras tí­picas de otras épocas —la fábrica fordista, pero también el sistema de semi-esclavitud de, por ejemplo, las maquiladoras. Virno dice que, aún en estas viejas formas de trabajo que se dan hoy, toda una nueva cooperación social posfordista se pone en juego, una forma que excede los ámbitos de la fábrica o de la maquiladora, y que implica la utilización o producción de nuevos flujos (monetarios, de migración, etc.). ¿Podrí­a postularse un paralelismo entre esta idea de Virno y la convivencia actual entre las novedosas formas de arte que describí­s en el libro y otras prácticas más tradicionales como el arte objetual, la performance, o incluso la "estética relacional" promovida por Bourriaud?

RL: En las formas de trabajo posfordista, en efecto, conviven —a juicio de Virno, y creo que su descripción es exacta— la simple capacidad de entablar relaciones comunicativas con otros y la capacidad de realizar un trabajo especializado: el trabajador es parte del proceso de producción no solamente como profesional, especialista, sino en tanto persona. El trabajador se vuelve, así­, un conector del cual se demandan acciones, digamos, "expresivas". Esto está en lí­nea, sin embargo, con una multitud de otros procesos: desde la generalización del vocabulario terapéutico y dietético como retóricas que las personas usan para hablar de sí­ mismas (y, presumiblemente, para pensar en sí­ mismas también), hasta la aparición de espacios donde el reparto de lo público y lo privado, la ficción y la confesión, la presentación de sí­ y la mascarada se reparten de maneras insólitas (pienso en los talk shows, en los blogs, en la multitud de páginas personales, en la circulación de imágenes caseras).

2 de 3 páginas     página anterior     siguiente página



regresar a temas de arte