El arte contemporáneo, antes que representar, se propone modelar, inserirse y actuar dentro del tejido social, más que inspirarse en él. Desde ese punto de vista, la obra de arte se configura como un intersticio social, un espacio de relaciones humanas que, al integrarse más o menos harmoniosa y abiertamente en el sistema global, sugiere otras posibilidades de intercambios que aquellos vigentes en ese sistema.
La tarea del arte en el campo del intercambio de representaciones sería crear espacios libres, proponer temporalidades cuyo ritmo atravesase los de aquellos que organizan la vida cotidiana, favorecer relacionamientos intrapersonales diferentes de aquellos que nos impone la sociedad de la comunicación.
V. Memorial del olvido
Sobre un muro, en el centro de la ciudad, la joven traza letras blancas sobre un fondo negro. Son los nombres de las personas que cotidianamente caminan por esa calle. La acción de Lais Mhyrra consiste en solicitar a los paseantes sus nombres y escribirlos. Los nombres, escritos unos sobre otros, saturarán el muro hasta tornarlo blanco. La escritura se borrará por la repetición del acto de escribir.
Lais Mhyrra, que trabaja en Belo Horizonte con el grupo Novos Utópicos, opera casi siempre a través de proyectos que envuelven relaciones con la comunidad, en forma de pesquisas o colectas de dados. Su práctica textual consiste, muchas veces, en el propio gesto de la escritura que, en esos casos, se transforma en puro gesto sobre el espacio. Nombres propios y fechas, preciosos sustantivos, generan un nombrar que señala, casi siempre, el elemento presemántico de la escritura o el olvido que la letra propaga.
La aparición sutil del tema de la muerte se desliza en trabajos en los que la repetición es apenas una ceremonia necesaria, un envoltorio exterior. Escrita y repetición impiden la posibilidad de banalizar las imágenes traumáticas de la memoria colectiva, porque lo que se repite óy lo que se borra ó es la suma incompleta de las diferencias.
Día tras día Lais escribe sobre el muro, los transeúntes vuelven y miran su nombre escrito que ya se está borrando, sumergido en la marea blanca de todos los nombres. Incrédulos, algunos apuntan para el lugar donde estaba, donde está aún, fundido con los otros, su único nombre propio.
VI. Intervenciones Suburbanas
En la actualidad percibimos que se instaló en toda América Latina, sobre todo, en Brasil, un sistema de arte estructurado de acuerdo con las demandas mercadológicas del mundo globalizado. A pesar de periférico, este sistema mantiene fuertes lazos con los centros hegemónicos.
En el libro Politics/Poetics, Documenta X, publicado contemporáneamente a la exposición Documenta X, en Kassel, Alemanha, podemos observar un mapa, datado de 1992, que lleva por título Centers and Peripheries in the world. A Hierarchical Network. El mapa, que pretende reflejar una nueva orden mundial, se abre a partir del vacío del polo norte. La línea que marca el centro (The global oligopoly) pasa por Nueva York, Chicago, San Francisco, Tokio y Berlín. El resto es periferia: periferia integrada al centro, periferia anexada, periferia semi-aislada. El mapa aún registra los links de la rede global y las reservas territoriales estratégicas o espacios de colonización pionera (strategic territorial reserve or pioneer colonization space). En América del Sur, Amazonía y una larga y estrecha faja que se extiende a lo largo de la precordillera argentina hasta Tierra del Fuego están incluidas en esa clasificación.
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