Cabe rescatar el contexto y el concepto de la instalación. "TRANS-E, mi cuerpo, mi sangre" es una instalación interactiva que ofrece un ritual electrónico donde los cuerpos conectados a interfaces dialogan con las memorias electrónicas de computadores, teniendo la experiencia de estados de transe por "alucinaciones virtuales". El transe es vivido en una sala oscura que simula una caverna con imágenes iluminadas por proyecciones en una pared, y las personas, interactuando, pueden dar vida al ambiente. Los participantes de la experiencia tienen "visiones" como si recibiesen poderes mágicos o poderes especiales mediados por las tecnologías.

La relación con los estados de transe es ofrecida en el espacio de una instalación que arquitectónicamente simula una caverna, pues de acuerdo con teoría de investigadores, la caverna es uno de los lugares donde los chamanes van para encontrar los espíritus. En estos lugares, ellos tienen visiones que son como imágenes de luz que aparecen en las paredes. Se afirma también que, en las sociedades primitivas, las pinturas de las paredes son trabajos de magos cuyos estados alterados de conciencia les confieren poderes para comunicarse con el más allá e intervenir en el mundo real porque dialogan con los espíritus. Los chamanes creen en el poder de la piedra. Para el hechicero, las paredes están vivas y, durante el transe, figuras luminosas brotan de la roca. Los chamanes consideran a la piedra como un "velo" entre su mundo y el mundo de los espíritus. En la "caverna" propuesta por la instalación con tecnologías, hay tres pantallas, la primera es la propia pared de la sala, y la segunda es una pantalla transparente que sugiere un límite entre lo virtual y lo real. Así, en el fondo de la sala, una gran pared curva iluminada y dos paredes transparentes, como que suspendiendo las imágenes, muestran la metamorfosis de inscripciones prehistóricas de la Piedra del Ingá, en el norte de Brasil, simulando tres niveles de transe de un chamán. Para ampliar el ritual del transe, el sonido de un tambor repite un ritmo insistente y se escuchan batidas de un corazón. Simultáneamente, un líquido rojo dentro de una palangana se mueve por el efecto de las ondas infrarrojas que conectan el calor de los cuerpos. La sangre remite a las ofrendas a la vida propria de ciertos rituales.

La interactividad permitida por las tecnologías en este espacio es pensada como momentos de transe por el hecho de que los dispositivos permiten diseñar en las paredes imágenes efímeras durante las conexiones. De la misma manera que al vivir los estados alterados de conciencia, en una especie de diálogo con los espíritus, los chamanes materializan sus visiones a través de diseños que les ofrecen y ayudan a tener otras visiones, las tecnologías interactivas "materializan" los datos invisibles almacenados en la memoria de las computadoras. Los datos en estado de virtualidad son llamados y actualizados. Lo virtual electrónico está escondido en la memoria de las computadoras e interactuar es ganar el poder de conversar con lo invisible. La acción del cuerpo en el espacio hace surgir imágenes en efímeras conexiones. Las imágenes nacen de un nada si pensamos en términos de espacio y de materia. El mundo se hace en las memorias externas de computadores y se revela en ondas luminosas que son "materializaciones" efímeras de los datos numéricos activados por las acciones del cuerpo.

Los participantes tienen visiones en que la realidad es distorsionada y entran en mundos irreales y visionarios. Dicen que el objetivo del chamán es evitar dolencias, llamar a la lluvia y, principalmente, establecer la armonía del grupo. En la instalación, son estimulados comportamientos a partir de la carga expresiva de imágenes y sonidos. Las tecnologías digitales permiten habitar espacios digitales interactivos que conectan la energía psíquica durante propagaciones de conciencia en las cuales nuevas identidades pueden emerger. Los chamanes dislocan energías. Al interactuar , las personas cambian fuerzas invisibles con sistemas artificiales. Las mutaciones de las secuencias de imágenes y sonidos resultan del comportamiento del visitante captado por la sensibilidad de los puntos de los sensores instalados en el suelo, que transmiten las señales del cuerpo a las máquinas.

Las variables que determinan el comportamiento de la red son: dónde está usted, por cuánto tiempo usted permanece y cuantas personas se encuentran sobre la alfombra con sensores. Los puntos de la alfombra envían señales de los cuerpos en cada nivel sensorizado y las redes neurales aprenden y aprehenden algunos padrones de comportamiento de los participantes, manipulan esos dados y provocan "visiones" en la sala en una experiencia enigmática de TRANS-E. La red neural reconoce algunos padrones e interpreta señales de los cuerpos de los sistemas biológicos, traduciéndolos en paradigmas informáticos. Las redes neurales, como un cerebro artificial, aunque bastante limitadas, reciben y procesan las señales biológicas, desarrollándolas en metamorfosis como si administrara poderes del más allá. Las RN funcionan de manera no-lineal y ofrecen asociaciones múltiples o "alucinaciones virtuales" en tiempo real.

Las interfaces y los circuitos electrónicos reciben y transmiten las señales, y el cuerpo inmerso en el ambiente con sensores tiene sus sentidos digitalizados en un circuito de "trompe les sens". El cuerpo entero activa un circuito plurisensorial por la interconexión de varios sentidos relacionados durante la exploración espacial. Ocurre la sinestisia (del griego sun, con aisthésis, sensación). La sinestisia se da por las espontáneas que varían conforme los individuos, entre las sensaciones de naturaleza diferente que, relacionadas, parecen sugerirse unas a otras evocando el sentido". Las representaciones que se hacen en la mente son resultantes de múltiples datos que sincréticamente se almacenan y se procesan en la memoria, en contaminación con las memorias de las computadoras.