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Prácticas Curatoriales
Diseño curatorial en la poética y política de la etnografía actual. Parte 1
Tarek Elhaik and George E. Marcus




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Diseño curatorial en la poética y política de la Etnografía actual (1): Una Conversación entre Tarek Elhaik y George E. Marcus(2)

En este diálogo, George Marcus y Tarek Elhaik empiezan reexaminando los cambios en la práctica investigativa y los paradigmas iniciados hace más de veinte años por las deliberaciones de Writing Culture(*) y continúan evaluando el devenir de esos debates en el pensamiento y la práctica antropológica contemporánea. Entre una figura clave del momento de Writing Culture y un antropólogo formado a posteriori de esas deliberaciones se produce un intercambio, una exploración y un refinamiento de afinidades conceptuales. La conversación genera un conjunto de conceptos estratégicos clave del repertorio modernista y cosmopolita, apreciado por ambos antropólogos (montaje, diseño, instalación), que influye en la figura emblemática del trabajo de campo. El llamado de Marcus a principios de los 90 por una etnografía como antídoto al realismo desesperanzador de películas y textos etnográficos y de los recientes "para-sitios" de performances en el Centro de Etnografía de la Universidad de California en Irvine se combina con la propuesta de Elhaik de la práctica curatorial como procedimiento, método y modo de producción teórica que abra la posibilidad para idear y componer un "libro-instalación". La conversación propone tales figuras emergentes y nuevos experimentos como modos alternativos de mediación de la etnografía en proceso y, quizás, como sustitutos del trabajo de campo en si mismo.

Marcus:

Lo que más extraño en el periodo posterior a las deliberaciones críticas de Writing Culture en los años 80 es el acceso a los materiales y procesos que han dado lugar a los, muy interesantes, libros y películas que siguieron a este periodo. Quisiera saber mucho más sobre el proceso de investigación para poder hablar sobre el tema de películas o libros. Pero este no es bajo ningún punto de vista un llamado para volver al tipo de relatos y descripciones del trabajo de campo que propiciaron los debates de Writing Culture. Considerando los inmensos cambios en las tecnologías y medios de comunicación desde los años 90, un texto o una película etnográfica pareciera que ha dejado de ser el objeto más relevante o contundente hacia el cual dirigir las preguntas sobre representación presentes en Writing Culture. Esas preguntas tienen todavía una importancia clave pero deben estar ahora compenetradas en todas las operaciones diversas que se representan y se negocian en nombre del término clásico, trabajo de campo.

El trabajo de campo es algo más que un medio para la etnografía (concebida como un libro o una película para el archivo, la biblioteca o la mayor cantidad posible de receptores públicos). El trabajo de campo cubre una variedad de formas de composición del material de investigación que no solo merece su expresión propia, tanto dentro del ámbito íntimo y específico del trabajo de campo sino también al costado de este, como performances, producciones y colaboraciones con varios niveles de recepción en mente. Para la investigación de hoy en día hace falta tener una estrategia e imaginar a sus destinatarios o receptores, entre los cuales la comunidad disciplinaria de origen es solamente uno de ellos. El problema de la representación es, por lo tanto, orgánico al proceso del trabajo de campo en sí mismo. Este punto de vista no es exactamente nuevo, pero las nuevas escalas y tecnologías de comunicación nos impulsan a pensar sobre este problema en los terrenos y las relaciones del mismo proceso de búsqueda, para los que ya no se aplican adecuadamente los relatos al estilo de Malinowski sobre el otro ni la reflexividad ética.

Sin embargo, es precisamente este proceso el que está más opacado hoy. Necesitamos formas, experimentos con formas, modos alternativos y representativos [performative] de investigación para conformar discusiones teóricas y de otros tipos sobre los problemas antropológicos. Estas conversaciones deben formar parte del mismo tipo de cosas del mundo sobre las que trata la etnografía, la que requiere de medios, formas que le permitan poner ‘al revés’ el material del trabajo de campo para audiencias de mayor diversidad. Las actuales preocupaciones explícitas de la antropología sobre colaboración y antropología pública, creo que son expresiones sintomáticas de esta tendencia de ir más allá de los resultados meramente textuales y de crear formas de participación con la etnografía en proceso.

Mi propia evolución personal en esa dirección, a partir de Writing Culture, está marcada por el ensayo de mediados de los noventa sobre la emergencia de la etnografía multisituada. Esto fue previo a la expansión de internet pero conjeturaba que el terreno del trabajo de campo no podía seguir siendo igual. Al mismo tiempo, adquirí interés en ciertos proyectos de instalaciones y de arte conceptual en cuya producción se había realizado un tipo de investigación similar al del trabajo de campo. En un sentido, estos proyectos contenían los tipos de formas alternativas de pensamiento, representación y debate de investigación etnográfica que yo creo que son tan importantes hoy. En una manera planificada, las instalaciones y los proyectos artísticos de performance incorporan el resultado de la investigación en su propia producción. Mientras que yo no creo que la etnografía es o deba ser lo mismo que estos movimientos artísticos, mi atracción por estos últimos toma de ellos algo relacionado a la práctica, que creo que la investigación etnográfica no tiene y que le hace mucha falta.

Finalmente, el desarrollo de mi postura post Writing Culture, por decirlo de alguna manera, está muy influenciado por las condiciones propias de enseñar investigación a antropólogos que se están formando en la actualidad. Las ortodoxias del método, y la independencia mental y ambición de aprendices brillantes crean fricciones productivas respecto a qué formas nuevas (y necesariamente autorizadas ) pueden ser diseñadas para la producción de conocimiento dentro, al igual que afuera, de las condiciones contemporáneas del “hacer trabajo de campo”. Y sí, para mí, la noción de diseño (con préstamos del pensamiento y la pedagogía del diseño, que es una vasta industria profesional y académica en sí misma) se ha convertido en una categoría conveniente y hasta ahora compatible con la cual pensar en la introducción de nuevas formas dentro de la práctica venerable de trabajo de campo, que combine trabajo teórico con definición de problemas y los profundice. Una vez que hallé su utilidad, descubrí que el término diseño, como colaboración, ha sido recientemente apropiado, a una velocidad casi viral, para reformular decorativamente o más sustancialmente el conocimiento, haciendo prácticas en un rango de disciplinas y empresas hoy en día. El Centro para la Etnografía que yo he fundado en la Universidad de California en Irvine, se ha convertido para mí en la vía principal o el laboratorio para explorar estas cuestiones post Writing Culture, al principio en torno de la moda (o pasión no realizada) por la colaboración hoy en día, y ahora sobre la noción de diseño que incorpora el deseo de solidaridades colaborativas de investigación.

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