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Arte y Teorí­a
Entrevista con Walter Mignolo, parte 1
La Tronkal




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Matriz colonial de poder, segunda época
Entrevista a Walter Mignolo* por La Tronkal**
Quito, 13 de agosto 2009

Christian León: Tomando en cuenta que en la sociedad contemporánea la reproducción social está más vinculada a la comunicación, emoción y a la imagen, ¿por qué crees tú que el proyecto modernidad/colonialidad ha prestado atención prioritaria a las prácticas discursivas, la colonialidad de la lengua, de la literatura y del saber, sobre agenciamientos corporales y visuales?

Walter Mignolo: Bueno por el hecho mismo de dónde viene la formación del grupo modernidad/colonialidad. El proyecto viene de las Ciencias Sociales. Aní­bal Quijano es sociólogo, Edgardo Lander es sociólogo y el proyecto surge ligado a las relaciones de Quijano e Immanuel Wallerstein. Por otro lado, estaba en América del Sur la trayectoria de la teologí­a y de la filosofí­a de la liberación, y para nosotros los trabajos fundamentales de Enrique Dussel. Luego venimos sociólogos como Egardo Lander en Venezuela, filósofos como Santiago Castro Gómez en Colombia, pedagogí­a en la lí­nea de Paulo Freyre, como Catherine Walsh en Ecuador, semióticos como yo que estábamos trabajando en el análisis del discurso y cuestiones de alfabetización; sociólogos como Agustí­n Lao Montes y Ramón Grosfóguel discí­pulos de Wallerstein pero más cercanos a la lí­nea de Quijano. A ello se van uniendo Nelson Maldonado-Torres, que proviene de la filosofí­a y de estudios de las religiones, todos estos tres originarios de Puerto Rico y residentes en USA. Javier Sanjinés, de Bolivia y Fernando Coronil, de Venezuela se unen al proyecto y también Arturo Escobar, de Colombia también residentes en USA. El grupo se forma por serendipidy, como se dice, se forma porque hay de pronto una serie de gente que descubre Quijano, descubre el concepto de colonialidad y lo conectan a la contramodernidad de Dussel, quien es filósofo, como Santiago Castro Gómez. La razón por la que lo visual no era una pregunta es porque el grupo se formó inicialmente alrededor de disciplinas basadas en la escritura alfabética. Esto es, en el grupo no habí­an artistas, bailarines, performers, pintores, hacedores de video o cine. En ese momento, nadie estaba trabajando sobre lo visual. De manera personal, en The Darker Side of the Renaissance (1995) trabajé con 95 imágenes visuales pero, como Ms. Teste, no sabí­a que en ese momento estaba realizando “estudios visuales”como dice el dicho. Trabajé en cine durante mis años en las Universidad, pero era solamente cine, no “lo visual”. Adicionalmente, lo visual no tení­a tanto peso hace diez años, como lo tiene hoy. Es decir, estaba el cine, estaba la imagen, estaba la fotografí­a, pero era como un mundo separado. Es en este momento, cuando no solamente nosotros sino ustedes, empezamos a descubrir que la colonialidad se engancha con lo visual. Por eso decimos que estamos en la matriz colonial de poder segunda época.

Marí­a Fernanda Cartagena: ¿Cómo concebirí­as la relación entre pensamiento y mirada en el proyecto modernidad/colonialidad?

WM: Es el mismo problema. Me explico, el pensamiento se manifiesta en la extensión de la mano (escribir también es la extensión de la mano, pero como se dice que es la “representación del habla”parecerí­a que no es la extensión de la mano) por medios fí­sicos: sonidos (tambores), signos visuales como señales de humo para comunicación a distancia, trazos gráficos en las piedras o en el papel, imágenes escultóricas o trazos que nos hacen reconocer un rostro, un árbol o un animal). En última instancia leer es un problema de visualidad: miramos la pantalla de Internet no la escuchamos pero lo que pasa es que se ha hecho una falsa distinción entre mirada y escritura. Ello debido al privilegio de la escritura sobre todo a partir del Renacimiento, la creencia de que el conocimiento alfabético es un sistema semiótico superior que caminó mano a mano con la creación de las gramáticas de las lenguas imperiales y la devaluación de otras formas visuales de escritura como los sistemas de escritura Chinos Aztecas o Mayas. Una estudiante de Historia del Arte, Kency Cornejo (quien está trabajando en la colonialidad del ver), me pregunta, Walter ¿cómo hablamos de la colonialidad del ver? creo que esto es una de las cosas que estamos pensando. Yo me acuerdo haber leí­do, y discutido sobre el nacimiento de la fotografí­a, sobre la cuestión del ojo, etc., pero esto era una cosa, la colonialidad era otra. Es como que habí­a ahí­ una especie de barrera inconsciente para conectar lo visual con la cuestión de la colonialidad, entrapado que estábamos en no “ver”que la escritura (alfabética en este caso) es una cuestión de visualidad.

De modo que volviendo a tu pregunta. En el análisis, tu pregunta es en última instancia semiótica y la podrí­amos reformular así­: ¿qué relación hay entre el pensamiento y la materialidad de los sistemas semióticos en los que se manifiesta? A su vez, ¿de qué manera los sistemas semióticos disponibles posibilitan y limitan la articulación de nuestros pensamientos?

Pero luego viene el otro problema que ya no es semiótico sino polí­tico y epistémico. No quiero decir que la cuestión semiótica no involucra la epistemologí­a. Lo que quiero decir es que hablar de semiótica (o semiologí­a) solamente en términos de sistemas de signo oculta la colonialidad del ver (en el sentido amplio que lo acabo de explicar), todo lo que se “mira”, desde las palabras hasta las imágenes y todo lo que se “escucha”, desde las palabras a los truenos, a Beethoven, los Beatles o la zampoña. La colonialidad del ver y del oí­r son formas particulares del control de los sonidos y las imágenes para establecer jerarquí­as culturales y estéticas y formar subjetividades leales a los valores culturales y estéticos imperiales. Y aquí­ es donde necesitamos un concepto totalmente diferente de estética/aiesthesis (colonialidad estética o la colonialidad de la estética) que nos ayude a entender cómo los signos visuales y sensoriales forman y administran subjetividades. Por ejemplo, el trabajo sobre tortura y Guantánamos de Mayra Estévez Trujillo, o el dossier de Dalida Benfield en WKO "decolonizando lo digital” son casos muy relevantes. El concepto de estética/ aiesthesis que heredamos de la Europa del siglo dieciocho, particularmente de Alemania, necesita un rehacer fundamental desde lo decolonial.

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