Ciertamente resulta un poco raro comentar sobre una feria varias semanas después de su clausura. Las ferias de hecho expiran: no tienen la misma vigencia temporal de una bienal o trienal. Las ferias tiene que ver con el "ahora", y esto en parte explica el aparato corolario de celebridades –así como champañaó que las acompaña, y el cambio de formato por el que pasa The Art Magazine [La Revista del Arte] –entre otrasó durante el evento: una mutación curiosa que pasa de prensa seria al amarillismo periodístico en torno al mundo del arte.

Sin embargo, el distanciamiento nos puede ayudar a concentrarnos en lo que queda después del parloteo de voces, la emoción del momento, la fiebre del coleccionismo y, por desgracia, la fatiga física y mental que forman parte de las ferias de arte.

Frieze

Al celebrar este año su cuarta edición, la Feria de Arte Frieze continua siendo una de las mejores a nivel mundial, gracias a una selección disciplinada y al compromiso por parte de las galerías participantes por ofrecer magníficos locales, así como excelentes muestras.

Uno de los aspectos principales de esta edición se refiere a la creciente participación de galerías y artistas de lo que podemos llamar, sin afán peyorativo, ciudades periféricas. Es un matiz interesante que tiene el potencial de cambiar la cartografía geopolítica del arte. Esto va de la mano con un fenómeno del cual ya nos hemos percatado en sitios como la Bienal de Venecia: ¿por qué el centro tiene menos de qué hablar hoy en día? El sistema actual de producción y distribución parece favorecer las redes pequeñas, estructuras flexibles y la dislocación. Las macro estructuras, tanto ferias como capitales de arte, quizás se verán obligadas a repensar sus criterios.

Frieze hasta cierto punto mostró un grado de innovación: el ya acostumbrado programa de conferencias de curaduría vino acompañado de una serie de muestras curadas en los diferentes locales.

Foksal Gallery Foundation de Varsovia presentó una colección individual de Pawel Althammer (cuyas instalaciones fueron adquiridas por Tate Gallery), siguiendo la tendencia inaugurada por la galería mexicana kurimanzutto –que en esta ocasión dedicó su espacio a su copropietario Gabriel Kuri, salpicando el amplio espacio blanco con objetos e intervenciones discretas y conmovedoras– así como a Tanya Bonakdar, que siempre realiza un tour de force valeroso, organizando su espacio con una serie de muestras individuales a lo largo de cuatro días.

La GB Agency de París, Jan Mot de Bruselas y Raster de Varsovia unieron sus esfuerzos para crear The Fair Gallery [La Galería Justa]. El proyecto, un esfuerzo colaborativo basado en el intercambio, juego limpio y contenido, definitivamente es una declaración, y la exposición, con la curaduría de Aurélie Voltz para esta primera aparición de The Fair Gallery, respondió presentando una selección unificada y coherente de obras para tres espacios concebidos como una ambientación.

Sin embargo, la puesta en escena predominó sobre los objetos, al homogenizar quizás de manera excesiva las distintas personalidades de los participantes en la muestra. Si en The Fair Gallery la estética prevaleciente se fundamentó en la práctica individual de cada artista, en el caso de la galería Almine Rech el curador y artista invitado Hedi Slimane seleccionaron obras de Trouvè, Reyle y otros artistas de dicha galería en base a un criterio sencillo: que tuvieran algun parecido con su propio estilo: elegante, negro y depurado.

La galería Enterprise de Gavin Brown invitó a Rob Pruitt a diseñar el local: éste armó un espectáculo muy radical y muy divertido: organizó un mercado de pulgas artístico, compuesto de objetos coleccionables y ediciones de arte (¡al alcance
del bolsillo!) de una multitud de amigos del artista, los dibujos de sus hijos, y muchísimos asistentes de ventas, que a final de cuentas resultó una crítica convincente al propio mercado del arte.

Otra característica importante en esta edición de Frieze fue que Latinoamérica confirmó su reciprocidad de intereses con el mercado de arte londinense. Una participante nueva, Casa Triángulo, presentó un local con un ambiente alegre y dinámico, animado por las obras de Rubens Mano, Stephen Dean, Felipe Barbosa y Assume Vivid Astro Focus. Las galerías habituales como Galería Luisa Strina –que contó con la participación de Carlos Garaicoa, Dora Longo Bahia, y Renata Lucas, entre otrosó o la Galería Fortes Villaca donde las obras de Ernesto Neto acapararon gran parte de la atención, antes de poder echarle un ojo a una pieza de Valeska Soares, Love Stories [Historias de amor], una serie continua de libros con un dejo minimalista, cada uno con la palabra "amor" en el título.

Quizás la más interesante serie de obras comisionadas, así como una de sus mejores piezas presentadas en Frieze, se refiere a How I made a Flop Out
of a Strike (or The Other Way Around) [Cómo logré que fracasara una huelga, ó al revés] del artista mexicano radicado en Los Angeles, Mario García Torres. Ganador del Premio Cartier 2007 llevó a cabo un performance a manera de conferencia publica en el auditorio de Frieze. Parado en el escenario un actor dio una conferencia haciéndose pasar por el cineasta Allen Smithee, desenmarañando poco a poco la relación compleja entre el publico, obra y autor, y alternando asimismo entre la ficción y la realidad, los relatos y la historia. Mientras jugaba con el tema del tiempo –componente clave de la obra del artistaó la pieza evita caer en la seducción de la nostalgia, reforzando así su sentido de urgencia y agenciamiento.