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Arte y Teorí­a
Cuestiones acerca de lugar y espacio en el arte latinoamericano
Maria Clara Bernal Bermudez




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Johanna Calles


Brigida Baltar


Nelson Leirner


Maria Elvira Escallon


Sebastian Diaz Morales


Francis Alÿs

Desde hace más de una década, la cuestión del territorio se ha transformado en una constante en la obra de los artistas colombianos. El problema del "lugar" se transformó en un tema de arte dentro de la "diaspórica" sociedad de Colombia no como ejercicio de autoconmiseración sino como forma de abordar una situación política complicada, una forma de otorgar estabilidad temporal a una situación extremadamente inestable. En este caso, el lugar no alude a una situación geográfica, de hecho tendría muy poco que ver con una ubicación espacial en la medida en que este concepto desaparece. El lugar al que se refiere el arte es aquel de una "persona diaspórica", un lugar que puede ubicarse en la familia, la comunidad, en esas características simbólicas que constituyen una cultura compartida o una etnia compartida. La situación se pone de manifiesto en obras tales como los dibujos de Johanna Calles donde no existe sentido de lugar, sólo existe espacio infinito, personajes que se encuentran inmersos en estas aguas que no tienen orillas. Si bien Colombia se encuentra en una situación muy particular, resulta un buen lugar para comenzar a hablar acerca del problema de lugar y espacio en el arte latinoamericano actual y del modo en que lo han abordado la historia y la teoría del arte. Esta compleja situación entre el intento de capturar el espacio y darle un nombre y un lugar temporarios y la necesidad de construir nuevos espacios de existencia mediante la residencia antes que mediante la teoría parece ser dominante no sólo en Colombia sino en América Latina en general.

Resulta apropiado comenzar con la obra de la artista brasileña Brigida Baltar "Collecting mist" [Cosecha de neblina] (proyecto que desarrolló entre 1996 y 2001) donde ejecuta el gesto inevitablemente frustrante de tratar de capturar algo que es inmaterial. La neblina, tal como "See breeze" [Mira la brisa] (otro de sus proyectos), es parte de su contexto pero es imposible de capturar y "representar".

La obra simboliza las cuestiones que deseo plantear aquí. ¿Cómo capturar algo que lleva el cambio implícito en su naturaleza? ¿Cómo abordar la obra de arte que se clasifica como "arte latinoamericano" cuando el lugar geográfico es sólo un arreglo temporario en permanente proceso de evaporación? No obstante, el tema debe tratarse con precaución. Una visita a la 26ª Bienal de Sao Paulo me reveló una serie de cuestiones que emergen cuando se lleva al extremo la disolución del territorio. Al examinar la declaración curatoria es posible comprender en qué consiste el problema cuando se habla de tal disolución. Según lo expresa Alfons Hug, "Los artistas crean una zona libre de poder, un mundo que gira en sentido contrario al mundo existente: una tierra de vacío, de silencio y sosiego, donde el frenesí que nos rodea se paraliza por un momento. Al cruzar las barreras del mundo material, el artista se transforma en un contrabandista de imágenes entre culturas".(1) En teoría, ello suena ideal si bien no funciona de esta manera. A pesar de las buenas intenciones esta "tierra de nadie" no es menos confusa y arbitraria que el hecho de clasificar el arte por países. Por consiguiente, no es mi intención sostener que el arte latinoamericano actual debe considerarse huérfano, global o, para citar al curador de la Bienal de Sao Paulo, "tierra de nadie" sino repensar la cuestión del territorio, de qué manera se lo entiende. ¿Dónde, qué, cuál es el territorio del arte latinoamericano en la actualidad?

Parece obvio, pero con frecuencia se pasa por alto el hecho de que la historia y la teoría del arte no son autónomas. Existen en relación con el arte y estas disciplinas deben estar preparadas para reaccionar a todo cambio de ruta que el arte propone. Existe entonces una creciente necesidad de que la historia y la teoría del arte se modifiquen al mismo ritmo que su objeto. Si el arte de América Latina se encuentra efectivamente en proceso de desafío al concepto de territorio, ¿de qué manera pueden la historia y la teoría del arte satisfacer la misma demanda de expandir los límites del territorio habitual, es decir, América Latina?

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